Llegué a Andalucía en febrero con la esperanza de que el frío de la Toscana quedara atrás. Por fortuna, Sevilla me recibió con un sol radiante; era un invierno suave que invitaba a caminar. La capital andaluza es una ciudad de colores vivos que insiste en recordar su pasado moro en cada rincón.
Sevilla está ubicada en la margen izquierda del río Guadalquivir, sobre terrenos bajos, a los que hace referencia el nombre original de la ciudad en el idioma de los tartessos: Spal, que significa justamente «tierra llana». Los tartessos habían fundado el primer asentamiento sobre una isla en el río Guadalquivir. Cuando llegaron los romanos, derrotaron a los cartagineses que dominaban la zona y en el sitio actual de Sevilla, el emperador Julio César fundó la Colonia Iulia Romula Hispalis, latinizando el nombre indígena original a Hispalis, agregándole Iulia por su propio nombre y Romula por el de Roma, lo que era habitual en la designación de las colonias del imperio. En la época del Imperio Romano, en Hispalis existía un gran foro que incluía templos, termas, edificios públicos y mercados.
Luego de la invasión musulmana, en la época de Ál-Andalus, Sevilla fue capital del Imperio Almohade y varió su nombre por el de Isbiliya, de donde procede la actual denominación. Una vez reconquistada se incorporó a la Corona de Castilla bajo el reinado de Fernando III y fue capital del Reino de Sevilla. Con el descubrimiento de América en 1492, la ciudad se convirtió en el centro económico del Imperio Español y desde ella se regulaban las relaciones con el Nuevo Mundo.

Comencé mi recorrido por el centro del Barrio de Santa Cruz, ya que estaba alojado en un hotel sobre la calle Lope de Rueda, muy cerca de la Giralda. El Rey Moro Boutique Hotel está emplazado en una casa señorial del siglo XVI y tiene la encantadora atmósfera típica de Sevilla en cada habitación. Es ideal para darle un toque especial al viaje. Atravesando callecitas muy estrechas, me dirigí a la Plaza Virgen de los Reyes, donde esperan los carros de caballos que llevan y traen turistas por toda la ciudad. Yo preferí hacer el recorrido a pie, pero antes elegí pasear un poco por esta plaza y ver con detenimiento la fachada barroca del Palacio Arzobispal.

Mi mirada se dirigió luego en la otra dirección, directamente hacia la majestuosa Giralda. Esta torre tan famosa es hoy el campanario de la Catedral de Sevilla. Junto con el Patio de los Naranjos son el legado de la gran mezquita construida por los almohades a finales del siglo XII. El minarete original fue finalizado en el año 1198. En el siglo XIV las esferas de bronce musulmanas que estaban en la parte superior del minarete fueron remplazadas por símbolos cristianos y en 1568 se agregó el campanario renacentista. La Catedral de Sevilla, junto con el Alcázar y el Archivo de Indias, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

El aire fresco del Patio de los Naranjos me invitó a relajarme. La fuente debajo de los árboles, era el lugar donde los musulmanes lavaban sus manos y pies antes de sus rezos. Ese día, la gente paseaba entre los árboles repletos de frutos, que regalaban un aroma inolvidable. Las noches de verano en ese lugar deben ser algo especial.

Decidí subir a la Giralda, que no tiene una escalera en su interior sino un rampa, y desde la cima las vistas de la ciudad fueron incomparables. El techo de la catedral, con formas onduladas, pequeñas torres y cúpulas azulejadas, brindaba el entorno para la mejor fotografía aérea que hubiera imaginado. Descendí por la misma rampa e ingresé al edificio para conocer el interior. La inmensidad de la Capilla Mayor me llevó directamente a la época del Imperio Español y sus años de gloria. Pude apreciar entonces el famoso Retablo Mayor dorado, una grandiosa obra de arte que fue diseñada en 1482 y está considerado el mayor retablo de la cristiandad. Se realizó a lo largo de más de 80 años, quedando totalmente finalizado en en año 1564. Realmente el conjunto monumental de la Catedral y la Giralda es tan icónico como asombroso. Hoy en día es posible disfrutar de esta obra repleta de contrastes, y pasear por sus distintas épocas plasmadas en cada uno de sus muros.

Saliendo de la catedral, se esconde detrás de las murallas el Real Alcázar. El origen de los edificios que lo conforman se remonta al período islámico. Desde el inicio de la conquista musulmana este recinto fue utilizado como residencia de los dirigentes. El palacio islámico original es de la misma época que la Alhambra de Granada, y fue ampliado sucesivas veces. Con el tiempo se añadieron estancias, más patios y nuevos palacios. En la época cristiana, el Alcázar se convirtió en alojamiento real y se llevaron a cabo las primeras reformas luego de la reconquista. Se inició la construcción de salones de estilo gótico y también se decidió levantar el Palacio de Pedro I, el más completo ejemplo de la arquitectura mudéjar en España. La fusión de estilos en el Real Alcázar es apasionante, y de acuerdo con lo que uno mire podrá observar las distintas etapas de la historia de Sevilla. Perderse por sus patios cargados de misterio es una experiencia inigualable.

Y para relajarse después de tan largo paseo por la historia, nada mejor que una caminata entre los laberintos verdes de sus jardines, decorados con jarrones y fuentes. Se trata de un lugar diseñado para el descanso que sin dudas se convierte en un paraíso en los calurosos días del verano andaluz.

Finalmente, me dirigí hacia el Arenal, el barrio sobre el río Guadalquivir, que estuvo en apogeo cuando el puerto de Sevilla tenía funciones vitales para la ciudad. El paisaje sobre el río está dominado por la impactante figura de la Torre del Oro, construida en el siglo XIII para proteger al puerto. Es una torre de estilo morisco, y hoy alberga un pequeño museo marítimo. En el Arenal se encuentra también la famosa Plaza de Toros de la Maestranza. Es una zona de bares y bodegas que atrae a los visitantes especialmente durante las noches.
Sevilla me sorprendió mucho más de lo que esperaba. Sus contrastes y mezclas de historias, acompañadas por coloridos edificios y elegantes monumentos, hacen de este destino una alternativa muy oportuna, especialmente durante el invierno europeo. El sol allí me regaló sus más cálidos rayos durante esos días de febrero.
© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014).
Deberías conocer la zona norte, País Vasco y la costa Cántabra… para entender los contrastes, la Guipúzcoa profunda es impresionante…
Me gustaMe gusta
Esa parte de España la tengo entre mis viajes pendientes 🙂
Me gustaMe gusta
Nosotros que somos del norte de España, tenemos que reconocer que el sur tiene unos lugares preciosos para visitar, entre ellos Sevilla. Felicitaciones por las imágenes, siempre muy cuidadas.
Me gustaMe gusta
No conozco el norte de España pero siempre me ha llamado la atención. De que parte son ustedes? De hecho mis abuelos nacieron en Castilla y León y en Galicia. Serán destinos para un próximo viaje. Muchas gracias!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Precisamente, somos de Galicia y de León.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Todas las provincias de Andalucía tienen algo especial pero si tuviera que elegir me quedaría con Granada y Sevilla 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
No conozco Granada, pero todos dicen que es muy bonita también! Espero visitarla pronto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Roberto por esta visita a mi ciudad y la entrada en su blog. Muchos sevillanos no conocen lo que ha visto. Hace años que no subo a la Giralda por la edad pero sí visito de vez en cuando otros monumentos, Sevilla es para estar varios días, comprendo que al venir de lejos a Europa no se puede visitar todo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es una ciudad muy bonita. Como todo Andalucía tiene sitios sonados. Me gustó muchísimo.
Me gustaMe gusta
¡Qué bonita! Tú eres un buen fotógrafo. Es muy interesante como vistes muchos países. Me gusta tu blog.
Me gustaMe gusta
Gracias por tu comentario. Espero poder sacar tan buenas fotos nocturnas como las tuyas.
Me gustaMe gusta
Sevilla,Granada y Cordova estan entre futuros destinos. Espana es un pais maravilloso, lleno de contrastes y me queda muchisimo por ver. Quizas vuelva en el 2017. Muy bonito viaje y bellamente contado. Sigue viajando y regalandonos el placer de leerte.
Me gustaMe gusta
Looks like a very beautiful place, and such a great post.
Thanks for connecting the other day too…. I had your blog bookmarked, but took me a while to grab 5 mins to check it out. Always on the lookout for something interesting, so gonna Follow as well 🙂 (but my Spanish is, err, non-existent, but Google-Translate helps, and my son is learning at school)
Have a great day, SPIKE
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hi Spike, thanks for coming around the blog and commenting it. Well, you have a translation tab on the blog, above right, where you can find english version of it. Have a nice day too! Roberto
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me ha gustado leer este artículo, ya que soy de Andalucía, aunque no de Sevilla, sino de otra ciudad más pequeña llamada Jaén. Veo que has sabido apreciar la mezcla de culturas que ha dado a Sevilla su carácter único.
Me gustaLe gusta a 1 persona
He recorrido dos ciudades y dos pueblos de Andalucía. Te debo Jaén. Gracias por pasarte!
Me gustaMe gusta
I was there years ago.It a beautiful place wih a lot of interesting buildings and lot of history.Good choise to travel to Sevilla
Me gustaLe gusta a 1 persona