Llegué a Annecy a media mañana, luego de un viaje en auto desde Lyon que tomó alrededor de una hora y media. La pequeña ciudad, capital del departamento de Alta Saboya en la Región de Rhône-Alpes, es una de las más encantadoras de Francia. Una visita a Annecy y su hermoso lago, se convierte en una excelente opción para pasar el día desde Lyon, Chambéry o Ginebra.
Annecy es una de las más antiguas ciudades de los Alpes Franceses, hecho corroborado por los descubrimientos en la zona de importantes vestigios de aldeas lacustres que datan de alrededor del año 4.000 antes de Cristo. La historia más reciente, indica que los romanos fundaron Boutae, la primera localidad urbana, a mediados del siglo I antes de Cristo. Recién a partir del siglo XI, a orillas del río Thiou y protegido por el castillo, comienza a desarrollarse un nuevo burgo llamado Annecy-le-Neuf, para diferenciarse de Annecy-le-Vieux. Allí se mudan muchos artesanos para aprovechar la energía de uno de los ríos más cortos de Francia, de sólo 5 kilómetros de largo.
A principios del siglo XIII se instala en Annecy el conde de Ginebra, tras ser expulsado por graves conflictos con los obispos. Con posterioridad, se incorpora el territorio de Ginebra al Ducado de Saboya y se crea el «apanage» o infantazgo de Ginebra en 1514, lo que transforma a la ciudad en un centro administrativo y judicial de relevancia. En 1530, la Reforma religiosa en Ginebra hace necesaria la salida de su obispo, quien traslada su residencia a Annecy, convirtiendo a la ciudad en sede de la diócesis de Ginebra. En 1602 accede a la sede episcopal Francisco de Sales, reforzando el carácter religioso de Annecy, como bastión católico frente a la Ginebra protestante. Tras la Revolución, Saboya se incorpora a Francia en 1792 y la ciudad de transforma en centro manufacturero. Luego de un período de restauración dinástica, Saboya vuelve a incorporarse a Francia en 1860, y es en este momento cuando comienza el auge del turismo como motor del desarrollo de la ciudad.

Luego de encontrar un estacionamiento muy cómodo en la zona de Bonlieu, inicié mi recorrido por la Rue du Pâquier, donde se encuentra el Hôtel de Sales, construido por un sobrino nieto de Francisco de Sales a finales del siglo XVII. En la fachada se ven los bustos de las cuatro estaciones y el forjado del balcón con hojas de laurel entrelazadas, símbolo de la eternidad.

Giré a la izquierda por la Rue Notre-Dame, donde se encuentra la iglesia de Notre-Dame-de-Liesse, y a su izquierda el antiguo Ayuntamiento, convertido en casa parroquial. Tiene un elegante forjado en su escalera de 1771, donde se muestra en primer plano la trucha que aparece en el escudo de Annecy. Continuando por la Rue Filaterie, pude apreciar las fachadas de los antiguos edificios y las arcadas típicas de esta parte de la ciudad.

Sin darme cuenta caminé hacia el Quai de la Cathédrale, uno de los sitios con más encanto de la ciudad. Fue muy agradable la caminata por los puentes de madera que cruzan el canal, en un entorno muy fresco y lleno de flores ya que había recién iniciado el verano. La combinación del tupido follaje verde y el gris de la piedra antigua de las construcciones lo convirtieron para mí en un lugar soñado.

Perdido entre callejuelas y canales, llegué al sitio donde se levanta el más famoso edificio de la ciudad: el Palais de l’Ile. Esta casa angulosa y recia parece un barco de piedra anclado en el río Thiou. Sus antiguas y gruesas rejas recuerdan que albergó a una prisión hasta 1864. También ha sido palacio de justicia y centro administrativo. Declarado monumento histórico en 1900, se trata de un edificio original cuyas partes más antiguas datan del siglo XII, y está construido sobre una isla de roca natural. Fue salvado de ser demolido en varias oportunidades. Hoy en día es un centro de exposiciones de arquitectura y patrimonio de la ciudad.

Seguí por el Quai de l’Ile que data del siglo XIX. Una de las orillas del canal conserva su aspecto original y sus casas bañadas por el río tienen puertas que dan directamente al agua, y a donde se llegaba únicamente en barcas. Pasando el Pont Morens, el primer puente de piedra del Thiou, llegué al Quai de l’Evêché. El Pont Morens estaba antiguamente cubierto de casas, y antes de que éstas fueran destruidas en el siglo XIX, se lo conocía con el nombre de Castillo Inestable. En ambos extremos del puente, la calzada pasa por debajo de las viviendas.
Muy cerca del Pont de la Republique, pude ver unas compuertas mecánicas que se utilizaban para conducir el agua a la turbina de la fábrica de algodón que se estableció en el monasterio de las Clarisas luego de la Revolución. Las compuertas del Thiou, que datan de 1874, constituyen una maravilla técnica y permitieron aumentar el nivel del lago en 20 centímetros con el fin de garantizar a las fábricas un caudal constante durante todo el año.

Volví hacia la orilla del lago y de regreso pude ver la ciudad desde otros ángulos. Los puentes y quais son un placer para la vista, y pude aprovechar de cada punto del recorrido para tomar varias fotografías. Las imágenes hacen de este lugar un sitio inolvidable. Si bien mucha gente se encontraba caminando por la ciudad, era un día bastante tranquilo lo que también le dio un toque especial a la visita.

Crucé el Pont de la Halle, para llegar al embarcadero. Es un lugar muy popular entre los visitantes, ideal para caminar, y se puede llegar muy lejos siguiendo la orilla del lago. Yo opté por recorrerlo algunos minutos, para luego regresar al puente y caminar por la otra orilla del embarcadero, donde se encuentran les Jardins de l’Europe.

Desde esta parte de la ciudad, pude disfrutar de una panorámica del Thiou con el Palais de l’Ile al fondo. Delante se cruza el Pont Perrière para darle un toque veneciano a la postal.

Finalmente, y ya caminando por los jardines que bordean al lago, llegué al punto más romántico de la ciudad: el Pont des Amours. El arco formado por los árboles, los cisnes y el reflejo del sol en el agua del Canal du Vassé, hicieron de esta imagen uno de los más bonitos recuerdos que tengo de la bella Annecy, la Venecia de los Alpes.
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