Dublín: siglos de historia a orillas del Liffey

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Siempre elijo conocer algún lugar nuevo al viajar, y Dublín estaba en mi lista de pendientes. En febrero pasado decidí incluir a la capital de Irlanda en un viaje de dos semanas por Europa, y realmente colmó todas mis expectativas. Le dediqué cuatro días que fueron necesarios para recorrer sus atracciones más importantes, y sobre todo, conocer la cultura y las costumbres de su gente.

Dublín, recorrida de oeste a este por el río Liffey, con sus coloridas y animadas calles, me recibió con la vivacidad que caracteriza a sus habitantes, bajo un tenue sol de invierno. A pesar de que los días son cortos en esta época del año, la mayoría de las atracciones de la ciudad se encuentran muy cerca una de la otra, y es posible organizar circuitos a pie para cada uno de los días.

La ciudad tiene una historia fascinante, y si bien en la zona se han encontrado evidencias de civilizaciones desde el año 7500 antes de Cristo, hasta el arribo de los celtas en el 700 antes de Cristo no existen demasiados datos. Uno de los momentos más importantes ha sido sin duda la llegada de San Patricio en el año 432 de nuestra era, quien introdujo el Cristianismo en Irlanda. Más tarde, en el año 841, los vikingos establecieron su primer puerto en Dublín, y luego de abandonarlo en el 902, regresaron 15 años más tarde. Esta vez, construyeron una fortaleza que estaba ubicada entre el Castillo de Dublín y Wood Quay, un área situada en uno de los márgenes del río Liffey. En este sector de la ciudad, donde convergían los ríos Liffey y Poddle, existía una oscura laguna que los vikingos llamaron Dyfflin o Dubh Linn (lago negro), y se dice que de allí nació el nombre de la ciudad.

Por su historia pasaron no solo los celtas y vikingos, ya que más tarde tuvo lugar la conquista anglo-normanda. La ciudad fue amurallada y en el año 1205 comenzó la construcción del Castillo de Dublín, y San Patricio fue convertida en Catedral en 1220. En 1541, Enrique VIII fue declarado Rey de Irlanda y con él llegó la Reforma Protestante. La leyes se endurecieron para los católicos, quienes no tenían permitido votar, comerciar, comprar tierras ni tener cargos públicos.

Los años de resistencia católica fueron muy duros, con varias revueltas que no pudieron devolver la preciada libertad. Durante siglos se fue gestando un proceso de separación gradual del Imperio Británico, con muchas idas y vueltas. Pero no fue hasta 1949 cuando se declaró oficialmente la República de Irlanda.

Monumento a Charles Stuart Parnell
Monumento a Charles Stuart Parnell

Comencé mi recorrido por la ciudad con una caminata a lo largo de O’Connell Street, desde Parnell Street hasta el río Liffey. Al comienzo, llamó mi atención el Monumento a Charles Stuart Parnell, líder político nacionalista irlandés. En la piedra puede leerse una de sus citas:

«Ningún hombre tiene el derecho de fijar los límites al progreso de una nación. Ningún hombre tiene el derecho de decir a su país «Hasta aquí puedes ir y no más lejos». Nunca hemos intentado fijar el Ne Plus Ultra al progreso de constituirse la nación de Irlanda y nunca lo haremos».

Varios edificios que se ubicaban sobre O’Connell Street fueron destruidos durante el Alzamiento de la Pascua de 1916 y la Guerra Civil Irlandesa. Sin embargo, se conservan otros muy emblemáticos como el edificio del General Post Office de 1818, el Gresham Hotel de 1817 y la tienda de departamentos Clery’s de 1822. Al final de la calle se levanta el Monumento a Daniel O’Connell, líder nacionalista del siglo XIX.

Al llegar al río Liffey, crucé el O’Connell Bridge, inaugurado en 1790 como puente de Carlisle y que ha transformado la calle en la principal ruta en dirección norte-sur de la ciudad.

El río Liffey y la zona de los Docklands de Dublín
El río Liffey y la zona de los Docklands de Dublín

Me dirigí siguiendo el curso del río hacia el este, hasta que divisé en la otra orilla el majestuoso edificio de estilo neoclásico de la casa de aduanas o Custom House de 1791. Caminé un poco más hacia el este disfrutando de la vista del río, y llegué hasta una antigua embarcación llamada Jeanie Johnston, utilizada como museo. Esta zona de los Docklands de Dublín ofrece una buena oportunidad a los que disfrutamos de caminar por antiguos sitios que han sido puestos en valor.

Vista desde Parliament Square del Campanario y algunos de los edificios del Trinity College
Vista del Campanario y de los edificios del Trinity College desde Parliament Square

Regresé por la misma ruta, para explorar el sur de la ciudad y su principal atracción: el Trinity College. Esta parte del sudeste de Dublín estuvo prácticamente sin desarrollo hasta la fundación del Trinity College en 1592. Durante el Siglo XVIII comenzó el auge de la construcción en la zona y se erigieron importantes edificios como la Antigua Biblioteca u Old Library y la Leinster House.

El Trinity College fue fundado en 1592 por la reina Elizabeth I en el sitio de un monasterio agustino. Originalmente fue un colegio protestante, y recién en la década de 1970 los católicos comenzaron a entrar a la universidad. Entre los estudiantes famosos que asistieron a este colegio se encuentran los dramaturgos Oliver Goldsmith y Samuel Beckett, y el escritor político Edmund Burke.

Parque frente a uno de los edificios del Trinity College
Jardín frente a uno de los edificios del Trinity College

Fue muy placentera la caminata por las callecitas empedradas del interior del colegio, donde el brillante verde del césped que contrasta con la piedra grisácea de los edificios, proporciona un agradable refugio en pleno centro de la ciudad. Los principales atractivos del complejo son la Antigua Biblioteca u Old Library y el Book of Kells.

La Antigua Biblioteca
La Antigua Biblioteca

La famosa Old Library  es un edificio de 1732. Está dominada por la impresionante Long Room de 64 metros de largo. La biblioteca alberga en su interior alrededor de 200.000 textos antiguos y allí se encuentra el arpa más antigua de Irlanda. Ingresé a la enorme sala y quedé fascinado con la cantidad de obras que allí se conservan en altísimos estantes. A pesar de su inmensidad, la madera que recubre todo el interior del edificio, le da una calidez muy grata al entorno.

En el edificio del Tesoro de la biblioteca se puede visitar una interesante exhibición de manuscritos, donde destaca el Book of Kells. Este libro constituye el manuscrito más ricamente decorado de Irlanda, y que fuera creación de los monjes de Iona, que huyeron a Kells en el año 806 luego de una invasión vikinga. El libro, que fue trasladado al Trinity College en el siglo XVII, contiene los cuatro evangelios en latín. Los escribas que copiaron los textos, embellecieron su caligrafía con intrincadas espirales, figuras humanas y animales.

Otro de los días que pasé en la capital de Irlanda, lo dediqué a conocer el sector de Temple Bar, el área del Castillo de Dublín y dos de sus emblemáticas catedrales medievales.

Famoso bar que adoptó el nombre del barrio
Famoso bar que adoptó el nombre del barrio

Temple Bar es el sector comprendido entre Dame Street y el río Liffey. Esta zona de calles empedradas lleva el nombre de Sir William Temple, quien adquirió el terreno a principios del año 1600. El término «bar», que muchos creen que se vincula con la cantidad de pubs o bares esparcidos por sus calles, no tiene nada que ver con ello y significa «camino ribereño», en referencia simplemente a lo que existía allí por aquellos tiempos. En el siglo XIX se instalaron allí pequeños negocios, pero con el tiempo el barrio fue en decadencia. Un siglo más tarde comenzaron a llegar artistas y comerciantes, y Temple Bar prosperó siendo hoy un lugar con mucha vida nocturna, repleto de bares, restaurantes, tiendas y galerías de arte.

El Castillo de Dublín
El Castillo de Dublín

Luego de tomar una bebida caliente en el barrio bohemio de Dublín, me dirigí al castillo. En la cripta de este edificio es posible ver parte de la muralla del siglo X. El edificio fue no sólo la fortificación más importante de Irlanda sino también la sede del gobierno colonial y el centro de asuntos militares, políticos y sociales.

Interior de la Catedral de San Patricio
Vista Interior de la Catedral de San Patricio – En el coro se ven los estandartes y escudos de armas de los Caballeros de San Patricio

Muy cerca del castillo se encuentran dos famosas catedrales medievales de Dublín, que no pueden dejar de visitarse. En primer lugar recorrí la Christ Church Cathedral, que fue fundada en el año 1038 por el Rey Sitric, monarca vikingo del Reino de Dublín, y por el primer obispo de Dublín, Dunan. Es la catedral de la Iglesia de Irlanda (Anglicana). Más tarde, me dirigí a la famosa St. Patrick’s Cathedral, la iglesia más grande de Irlanda que fuera fundada junto a un sagrado aljibe donde se dice que San Patricio bautizó a los conversos alrededor del año 450. El edificio original era simplemente una capilla de madera y se mantuvo así hasta 1192, cuando fue reconstruido en piedra. En el coro, destacan los estandartes y escudos de armas de los Caballeros de San Patricio. Hoy St. Patrick’s es la Catedral de la Iglesia Protestante de Irlanda.

Y en una visita a Dublín no puede faltar una recorrida por las tiendas de Grafton Street, la calle peatonal más concurrida de Irlanda. Allí aproveché para comprar souvenirs, que en Dublín son muy variados, y algunas prendas de lana, ideales para el clima invernal de Europa.

Para todos los que tengan en su lista de viajes a Dublín, no posterguen la visita. Es sin duda una ciudad vibrante, con mucha historia, y todo está tan cerca que puede visitarse a pie, en cualquier época del año.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2015).