Rotterdam: arquitectura vanguardista en el mayor puerto de Europa

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Algunos hemos tenido la suerte de conocer Holanda, un país pequeño en cuanto a su tamaño, pero enorme si consideramos la cantidad de opciones que ofrece al visitante. Por eso, para quienes se pregunten qué ver en Holanda además de Amsterdam, hoy les traigo mis sugerencias para pasar un día en Rotterdam, la segunda ciudad del país, situada en la provincia de Zuid-Holland u Holanda Meridional. Fue un amigo argentino que vive en Holanda quien me recomendó visitarla y no se equivocó en absoluto.

Los orígenes de la ciudad como tal se remontan al siglo XIII, cuando un asentamiento situado alrededor de una presa sobre el río Rotte comienza a expandirse. En 1360, Rotterdam ya contaba con una muralla defensiva, y cien años más tarde se construía la iglesia Laurenskerk, que se conserva desde entonces. En el siglo XVI, la ciudad emprende la ampliación de su puerto, porque ya en ese entonces Rotterdam tenía un lugar muy importante en el comercio marítimo. El puerto de Rotterdam creció lenta pero constantemente, convirtiéndose en la sede de varias empresas comerciales, entre ellas la legendaria Compañía Holandesa de las Indias Orientales.

Las páginas trágicas de la historia de Rotterdam se escriben durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Luftwaffe la bombardea durante 15 minutos, destruyendo miles de casas y edificios que hoy le darían un aspecto muy similar a lo que vemos en Amsterdam. Otro bombardeo, pero en este caso de las fuerzas aliadas en 1943, complica aún más la situación. En los años cincuenta comienza la reconstrucción, pero con una impronta totalmente nueva, que la llevará a diferenciarse en lo arquitectónico del resto de sus pares holandesas.

El llamativo techo de la Estación Central de Rotterdam

Y esta impronta de vanguardia la percibí apenas bajé del tren, en la Estación Central de Rotterdam, un centro de tráfico moderno y eficiente cuya construcción finalizó en 2014, y que reemplazó al edificio de 1957. Lo más llamativo es la extensión angular del techo revestido de metal, que se proyecta sobre la plaza pública o Stationsplein. La estación es hoy un punto de referencia de la ciudad, y a ella se puede llegar desde Amsterdam en tan solo cuarenta minutos, gracias a los servicios Intercity del ferrocarril holandés.

Los edificios sobre Mauritsweg

Saliendo de la estación en dirección al centro por Kruisplein, se empiezan a ver los modernos edificios sobre Mauritsweg. Angulosas, coloridas y con movimiento, las estructuras del complejo de edificios Calypso son una componente del plan de estrategia urbana del centro de la ciudad.

La fachada cobriza y redondeada de Pauluskerk junto al complejo de edificios Calypso

Cómo punto inicial de la ruta cultural, este desarrollo inmobiliario se compone de apartamentos, un área comercial y de negocios y una llamativa iglesia: Pauluskerk, de forma redondeada y con un cálido color cobrizo. Desde esta esquina, caminé hasta Lijnbaan, la principal calle comercial de Rotterdam y la primera peatonal construida a tal fin en Europa. Fue inaugurada en 1953 en la época de la reconstrucción del centro de la ciudad. De allí, a pocas cuadras en dirección este, se encuentra otro de los íconos arquitectónicos de la ciudad: el Markthal.

El Markthal de Rotterdam

El Markthal se convirtió en un hito de la arquitectura en Rotterdam incluso antes de su finalización en 2014. Se ubica justo al lado de la estación de tren de Blaak. Este edificio alberga el primer mercado cubierto de Holanda que integra también restaurantes, viviendas y estacionamientos. El enorme arco contiene apartamentos residenciales en sus secciones superiores, pero la planta baja está abierta al público y allí se puede disfrutar de todo tipo de comidas.

El interior del techo del Markthal, con la obra El Cuerno de la Abundancia

Como nota de color, en la parte interior de la bóveda, la obra El Cuerno de la Abundancia del artista holandés Arno Coenen, de 11.000 metros cuadrados, representa una de las piezas artísticas más grandes de Holanda. Coloridas imágenes de los productos que se encuentran en el mercado, de algunos insectos y de varios edificios de la cuidad, están plasmadas en una impresión totalmente digital realizada con tecnología Pixar.

Las Casas Cubo de Piet Blom

De allí estamos a un paso de la obra que ha sido la imagen de casi todas las guías turísticas de la ciudad en los últimos treinta años: las Casas Cubo o Kubuswoning. Estas casas son en realidad cuarenta cubos amarillos girados en un ángulo de 45 grados y emplazados sobre pilares. Fueron diseñadas por el famoso arquitecto Piet Blom en los años ochenta. Las casas cúbicas fueron pensadas como un bosque urbano. Para tener esta sensación, habrá que caminar debajo de ellas y mirar hacia arriba con un poco de imaginación, y con suerte ver el sol atravesando los espacios vacíos que quedan entre ellas. Las casas tienen 100 metros cuadrados, pero solo un 75 por ciento del espacio es utilizable por causa de sus formas y esquinas de baja altura. Cada casa consta de tres plantas, y una de ellas ha sido transformada en museo así que es posible visitarla. Toda la estructura del grupo arquitectónico forma a su vez un puente peatonal que cruza una de las carreteras más transitadas de la ciudad.

Atlantic Huis in Nieuwe Werk, Rotterdam

Luego de caminar durante toda la mañana, fui a conocer el tradicional barrio Scheepvaartkwartier o Nieuwe Werk, a orillas del rio Nieuwe Maas. El pequeño puerto de Veerhaven y el Parklaan, con sus construcciones monumentales de alrededor de 1900, conforman el centro del barrio, un paisaje urbano protegido a nivel nacional. Elegí una mesa afuera del tradicional Grand Cafe Loos, en la planta baja del Atlantic Huis, un edificio Art Deco de los años treinta, con fachada revestida de ladrillos rojos. El lugar tiene una excelente oferta gastronómica, algo ideal para un almuerzo de domingo al sol.

El puerto histórico de Veerhaven en Rotterdam

Por la tarde reservé tiempo para estar en contacto con la naturaleza. La idea fue dar una caminata a la sombra de la arbolada Parklaan y llegar hasta el final de la calle, para luego alcanzar la orilla del río y recorrer Westerkade y el tranquilo dique del puerto histórico de Veerhaven. Para mí, éste es uno de los lugares más bonitos de Rotterdam, que conserva el silencio y el encanto de una época gloriosa. Aunque en otros tiempos amarraban allí los barcos de compañías famosas y también los yates del Royal Yacht Club, hoy las renovadas goletas mantienen viva la rica historia marítima de la ciudad.

El Puente de Erasmo

Ya sobre la orilla del río, se ve la silueta del moderno Puente de Erasmo o Erasmusbrug, el nuevo símbolo de acero que llegó a la ciudad en 1996. Diseñado por Ben van Berkel, tiene poco más de ochocientos metros de largo y cruza el río Nuevo Mosa conectando las partes norte y sur de la ciudad. Ha tomado el nombre del famoso humanista, filósofo y teólogo de Rotterdam, Desiderius Erasmus. Pero naturalmente, al ser una estructura holandesa, también ha recibido un apodo. En este caso, al puente se lo conoce localmente como El Cisne o De Zwaan, y no es tan difícil ver la figura de un cisne cuando se lo mira desde la orilla. Y si no, usemos un poco la imaginación!

El Hotel New York, en la antigua sede de la Holland America Line

Crucé el puente para conocer el barrio Kop van Zuid, que está en plena regeneración. En esta zona se levanta un enorme edificio, el De Rotterdam, que debe su nombre a uno de los barcos de la Holland America Line que transportaba a miles de europeos que emigraron a los Estados Unidos. Las tres torres apiladas en forma irregular alcanzan los 150 metros de altura, y su enorme superficie lo convierte en el edificio más grande de los Países Bajos. A algunos metros se encuentra también el premiado rascacielos residencial llamado Montevideo, y hacia el final, el Hotel New York, el edificio que verdaderamente representa la historia de la zona. Este edificio modernista era la antigua sede de la empresa de cruceros Holland America Line. Miles de emigrantes europeos comenzaron el viaje hacia una nueva vida desde ese lugar, embarcando en el famoso muelle Wilhelminakade. La fachada del hotel conserva el letrero original en color dorado, y les recomiendo entrar para ver lo que era este edificio en su época dorada, ya que se mantiene en perfectas condiciones. Visitarlo es como hacer un viaje al pasado. Para terminar el recorrido, viene muy bien un rico café con torta en el restaurant del complejo de cines Lantaren Venster con vistas al río, para luego regresar en metro a la Estación Central de una ciudad encantadora a pocos minutos de Amsterdam.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014-2019).

Timișoara: del barroco de la Piața Unirii al modernismo de la Victoriei

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Quienes viajan a Rumanía lo hacen -por lo general- para conocer su capital, Bucarest, o la famosa región de Transilvania. Sin embargo, en el oeste del país descubrí una ciudad con mucho encanto, algo fuera del recorrido habitual, de la que les voy a contar por qué vale la pena visitarla.

Una hora de vuelo separa a Bucarest de Timișoara, la ciudad más importante del Banato rumano. También conocida por su nombre húngaro Temesvár o los alemanes Temeswar y Temeschburg, la ciudad fue construida en el sitio de una antigua fortaleza romana llamada Castrum Regium Themes. Fue esta fortaleza le que le dió el nombre a la ciudad, ya que Temesvár se refiere a un castillo – vár, en húngaro sobre el río Timiş.

A lo largo de los años, la tercera ciudad más grande del país ha sido influenciada por una gran variedad de culturas. Los romanos la utilizaron como una importante fortaleza hasta que los tártaros la destruyeron en el siglo XIII. En 1552, fue conquistada por los ejércitos turcos y permaneció bajo su protección hasta 1718, cuando la región del Banato quedó bajo el dominio austríaco, que perduró por aproximadamente dos siglos.

Turcos, austríacos, húngaros, alemanes y serbios dejaron su marca en esta maravillosa ciudad, y su influencia se puede ver hoy en día.

Si nos remontamos un poco a la Edad Media, la historia dice que Carlos I de Hungría fijó su residencia en la ciudad en 1315. En los años siguientes, se erigió un castillo real cerca de la antigua fortaleza, y fue elegida por cientos de colonos y burgueses húngaros que llegaron allí para instalarse. A mediados del siglo XIV, Timişoara estuvo a la vanguardia de la batalla del cristianismo contra los musulmanes otomanos y fue repetidamente sitiada por los estos últimos en 1462, 1476, 1491 y 1522.

Debido a su ubicación estratégica, los otomanos deseaban capturar la fortaleza húngara de Timişoara, algo que recién lograron en 1551. Tras la conquista, la ciudad fue transformada en la sede administrativa de la provincia otomana de Temeşvar. Los turcos reconstruyeron la fortaleza e hicieron de Timişoara, al igual que ocurrió con Belgrado, una importante base militar amurallada.

En 1716, los otomanos se rindieron ante el ejército imperial de los Habsburgo. Debido a que la ciudad había sido incendiada durante el asedio, debió ser completamente reconstruida, para luego convertirse en la capital del Banato de Temeswar, una provincia bajo el poder de los Habsburgo.

Durante el dominio de la Casa de Austria, se construyó una nueva fortaleza de piedra que rodeaba a la ciudad. Dentro de las murallas se levantaron residencias, hospitales, escuelas e iglesias, mientras que las fábricas se instalaban por fuera. La ciudad siguió siendo un bastión militar con una gran guarnición, en un período de marcado desarrollo económico y crecimiento de la población. En 1781, Timişoara era una de las ciudades más importantes de la monarquía de los Habsburgo y recibió la orden real de Ciudad Libre que aceleraría aún más su desarrollo.

Durante las Revoluciones de 1848, el ejército húngaro comenzó un asedio infructuoso de Timişoara que duró 114 días. En la última etapa de la revolución, la ciudad fue capturada por las tropas serbias y durante un corto tiempo fue capital de la provincia serbia de Vojvodina.

El desarrollo de la ciudad continuó después de la revolución. Entre 1849 y 1860, Timişoara se convirtió en la capital de la nueva provincia de los Habsburgo llamada Voivodato de Serbia y Banato de Temes, para luego pasar a ser capital del Condado de Temes dentro del Reino de Hungría.

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Los nuevos tranvías que recorren Timișoara

En esta época se dieron varios hitos en la historia que merecen ser enumerados:

  • En 1853 se pone en funcionamiento la primera línea telegráfica con Viena
  • En 1857 se instala por primera vez en el imperio el alumbrado público de gas
  • En 1869 se introdujeron los primeros tranvías tirados por caballos
  • En 1884 se convirtió en la primera ciudad europea en contar con faroles eléctricos de alumbrado público
  • En 1899 llegan los primeros tranvías eléctricos a la ciudad

Después de la Primera Guerra Mundial, en el año 1919, Timişoara se incorporó al Reino de Rumanía junto con la mayor parte de la región del Banato.

Si observamos la historia más reciente, en diciembre de 1989 comenzó en la ciudad un levantamiento popular contra el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu. Ante la noticia de que un pastor calvinista húngaro iba a ser deportado por orden del régimen, los miembros de su comunidad, incluso los rumanos, se dirigieron a la plaza central como forma de protesta. La administración comunista ordenó al ejército disparar contra la congregación, pero varios oficiales se negaron y se pusieron del lado de la gente. Ese fue el comienzo de la revolución rumana de 1989, que puso fin al régimen comunista una semana después. Timişoara fue declarada la primera ciudad libre de Rumanía el 20 de diciembre de 1989.

Una buena opción para recorrer el casco histórico, conocido como Cetate, es seguir la dirección de Noreste a Sudoeste, iniciando en Piața Unirii, continuando luego por Piața Libertății y Piata Victoriei hasta llegar al Parcul Central.

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Catedrala Sfântul Gheorghe – Piața Unirii

En Piața Unirii lo que más llama la atención es la fantástica mezcla de estilos secesionista y barroco, aunque este último es el más característico. La primera construcción que atrajo mi mirada fue la Dom, como llaman localmente a la Catedral Católica Romana o Catedrala Romano-catolică Sfântul Gheorghe. Fundada en 1736, es el edificio religioso de estilo barroco más importante del Banato. Fue diseñada en Viena según los planos de Joseph Emanuel Fischer von Erlach, uno de las más conocidos arquitectos de los Habsburgo. Se construcción finalizó en 1774 y tiene una de las mejores acústicas del país.

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Casele Canonicilor – Piața Unirii

En la esquina a la derecha de la catedral, se alinean armoniosamente cuatro casas conocidas como Casele Canonicilor o Casas Canónicas. Se trata de un conjunto de edificios históricos en los números 8, 9, 10 y 11 de la plaza, construidos en el siglo XVIII, destinados a viviendas privadas en los pisos superiores, mientras que las plantas bajas se utilizaban como espacios comerciales. A continuación, dos coloridos edificios terminan de enmarcar la plaza: El que hoy alberga a la escuela primaria Nikolaus Lenau, y la Casa de los Leones o Casa cu Lei.

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Casa Comunității Ortodoxe – Piața Unirii

En el lado oeste de la plaza se concentran tres edificios pertenecientes a la comunidad ortodoxa. El primero de ellos es justamente la Casa Comunității Ortodoxe o Casa de la Comunidad Ortodoxa. De color azulado, el edificio sirve a la comunidad ortodoxa, tanto rumana como serbia. El antiguo edificio fue demolido en 1812, y en su lugar se erigió el edificio actual en 1828.

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Catedrala Ortodoxă Sârbă – Piața Unirii

Enseguida, la Catedrala Ortodoxă Sârbă o Catedral Ortodoxa Serbia se levanta frente su par católica que flanquea el otro lado de la plaza. En el sitio de la actual catedral existió hasta 1745 una iglesia de madera, que servía como lugar de culto para los cristianos ortodoxos de origen rumano y serbio. El edificio actual se construyó entre 1744 y 1748, y aunque originalmente no tenía torres, ambas se agregaron en 1791 hacia la calle trasera que no da a la plaza. En 1865, se entregó el edificio a la comunidad serbia que lo convirtió en su exclusiva catedral ortodoxa.

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Palatul Episcopiei Ortodoxe – Piața Unirii

Inmediatamente al lado de la catedral, se destaca el Palacio Episcopal o Palatul Episcopei, que fue construido entre 1745 y 1747, originalmente en estilo barroco, y donde tenía su residencia el obispo ortodoxo. Desde 1865 es administrado por la comunidad serbia. La fachada actual fue completada a principios del siglo XX, rematada por un frontis con elementos típicos del estilo neo-serbio.

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Balcones y fachada azulejada de la Casa Brück – Piața Unirii

El lado sur de la plaza está dominado por tres edificios muy representativos de la ciudad. El primero es la Casa La Elefant, cuyo nombre se debe a que en la primera mitad del siglo XIX albergaba a una taberna que llevaba dicho nombre. Si bien en los años sesenta su fachada se modificó con un estilo moderno, en los ochenta el arquitecto Şerban Sturdza le aplica elementos barrocos, para respetar la coherencia arquitectónica de la plaza. A su lado se encuentra la Casa La Trei Husari, construida en el período entre guerras, y que también tenía una moderna fachada que no encajaba con la de la plaza. En consecuencia, en el año 1983, el mismo arquitecto la remodela, en estilo histórico ecléctico. Sin embargo, la más notoria de las tres es la Casa Brück. En el lugar de la casa actual había una construcción de 1758, que recién en 1910 dio paso al edificio actual, por encargo de Salomon Brück. Esta magnífica casa es de estilo Secesión de Hungría, y está decorada con coloridos azulejos de cerámica que muestran los motivos del folclore húngaro típico de la arquitectura de Szeceszió.

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Palatul Baroc – Piața Unirii

Ya acercándome al lado este de la plaza, aparece el enorme Palacio Barroco o Palatul Baroc, que ha cumplido varias funciones desde mediados del siglo XVIII: Fue residencia del gobernador del Banato, Casa del Condado y también sede del Voivodato de Serbia y Banato de Temes. Se sabe que también ha albergado a importantes personalidades de la historia como el emperador José II (en 1767), el emperador Francisco José (en 1872) y la pareja real de Rumanía, el rey Fernando de Rumanía y la reina María (en 1923).

Y cerrando la visita de la plaza más bonita de la ciudad, me detuve en el centro a mirar alrededor en 360 grados, para no perderme nada. Allí mismo, en medio de Piața Unirii, hay dos elementos importantes para observar en detalle.

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Monumentul Sfânta Treime o Coloana Ciumei – Piața Unirii

El más notorio es el monumento de la Santísima Trinidad o Monumentul Sfânta Treime, considerado el más destacado del arte barroco en Timişoara, y que es una creación del escultor vienés Georg Raphael Donner. Fue trasladado desde Viena en 1740 y representa a los problemas capitales que afectaron a Timişoara durante la guerra con los turcos entre 1737 y 1739, incluida la peste que devastó el Banato. Por eso, también se lo conoce con el nombre de Coloana Ciumei o Columna de la Peste. Relieves figurativos recuerdan la peste, el hambre y la guerra. Mientras que en el pedestal hay estatuas de los santos Rochus, Sebastian y Karl Borromeus, en la columna sobresalen las figuras de San Juan Nepomuceno, Santa Rosalía, el Rey David y Santa Bárbara. La columna termina con un capitel jónico, en el cual se alza la imagen de la Santísima Trinidad.

El otro elemento de la plaza no es tan llamativo como el anterior. Se trata de la Fuente o Fântâna de 1894, de la que hoy día -dicen- emana agua potable.

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El antiguo edificio del Băncii de Scont

Me dirigí luego hacia Piața Libertății, por la Strada Vasile Alecsandri, previo paso por la esquina donde se encuentra el edificio que albergaba al Banco de Descuentos o Clădirea Băncii de Scont. Fue construido entre 1906 y 1908, con el estilo arquitectónico característico de aquellos tiempos, la Secesión, e impresiona la plástica de la fachada, con formas onduladas y cerámicas vidreadas. Aunque la inspiración del edificio proviene del folclore húngaro, lo primero que pensé cuando lo vi fue en el arte de Gaudí. El motivo de la colmena de abejas, típico de los bancos de la Secesión, aparece en el frontón de cerámica y sobre la entrada principal. Dicen que el estilo de esta obra era reconocido muy a menudo por la prensa, que la describió en su momento como la edificación más elegante de la ciudad.

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Piața Libertății

Lo primero que vi de la Piața Libertății es su flamante empedrado gris y rojo, en forma de anillos concéntricos. Se trata del resultado de una remodelación que finalizó en 2015, y que le da una apariencia similar a lo que era originalmente como plaza de armas.

Esta plaza es sin duda la más antigua de la ciudad. Como plaza medieval, se mantuvo hasta el período otomano, época en la que se comenzó a edificar sobre ella. Allí se levantó Baia Mare, el baño público más grande de la ciudad, que existió hasta el año 1716. El edificio más notable hoy en día es el del Antiguo Ayuntamiento o Primăria Veche de 1734, en el lado norte de la plaza, pintado con un atractivo color rojizo.

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Monumento de Santa María y San Juan Nepomuceno – Piața Libertății

Frente a este edificio se encuentra el monumento de Santa María y San Juan Nepomuceno o Monumentul Sfânta Maria şi Sfântul Ioan Nepomuk. Con una combinación de elementos del barroco y el rococó, fue realizado en piedra caliza por dos escultores vieneses en el año 1756, en memoria de las víctimas de la peste de 1738 y 1739.

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Sinagoga din Cetate

Continué mi camino hacia el oeste y giré unos metros hasta el número 6 de Strada Mărășești, para conocer la Sinagoga din Cetate. Se trata de la primera sinagoga de la ciudad abierta en 1866, y se caracteriza por su estilo ecléctico, con elementos moriscos y románticos. Es una de las más grandes sinagogas de Europa, pero fue cerrada en 1985.

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Opera Națională Română de Timișoara – Piața Victoriei

Retomé mi camino hacia la Piața Victoriei, anteriormente llamada Piața Operei, donde se proclamó a Timişoara la primera ciudad libre de Rumanía el 20 de diciembre de 1989. Fue diseñada a principios del siglo XX, cuando las murallas de la antigua fortaleza estaban siendo demolidas. En ambos extremos de la plaza, se elevan enfrentadas la Opera Națională Română de Timișoara al norte, y la Catedrala Ortodoxă o Catedrala Mitropolitană al sur. El palacio de la ópera fue abierto en 1875, y originalmente era de estilo renacentista. Sin embargo, años más tarde, su fachada fue modificada en el estilo neo soviético característico de la época comunista.

Caminé desde la Ópera hasta la Catedral, con las pausas necesarias para observar desde la plaza, cada uno de los elegantes palacios modernistas que adornan el boulevard, todos de principios del 1900.

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Fachada del Palatul Lloyd – Piața Victoriei

El primero, en la esquina frente a la ópera, es el Palatul Lloyd, de 1912, en estilo Secesión, que albergaba el Lloyd Club, un café y algunos negocios. En 1948 se convirtió en el palacio Politechnica.

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Fachada del Palatul Neuhausz – Piața Victoriei

Al lado se levanta el Palatul Neuhausz, de 1910, también en estilo Secesión, extremadamente simétrico y con un característico verde que resalta en todo el boulevard. La parte media de la fachada exterior está cubierta con un techo de latón con infinitos detalles. Su vecino, el Palatul Merbl, es de color ocre y fue construido según los planos del arquitecto Arnold Merbl, en 1911.

Cruzando la calle, se levanta el majestuoso Palatul Dauerbach, que data de 1913 y fue diseñado por el arquitecto László Székely. La fachada del edificio está dividida en cinco partes, una central compuesta por tres partes más altas, y dos laterales con pilastras y techos más bajos.

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Fachada y torre del Palatul Széchenyi – Piața Victoriei

Llegando al final de la plaza, aparece el inmenso Palatul Széchenyi, que fue erigido entre 1900 y 1914 según los planos del arquitecto László Székely. Es un edificio de cuatro pisos con espacios comerciales en la planta baja. Lo más llamativo es la torre de la esquina, de color rojo y verde oscuro, y que denota el paso de los años. Con todo esto ya no quedarán dudas de por qué le dicen a Timișoara la «Pequeña Viena«.

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Tejas esmaltadas en las torres de la Catedrala Ortodoxă o Catedrala Mitropolitană de Timișoara

Crucé el boulevard para visitar la última atracción de mi recorrido por esta fantástica ciudad rumana. Se trata de la Catedrala Ortodoxă o Catedrala Mitropolitană de Timișoara, que es uno de los símbolos de la ciudad. Fue construida entre 1936 y 1946, en una combinación de estilos rumano y moldavo, con variados elementos eclécticos. La catedral tiene 11 torres, y la principal tiene una altura de 83 metros, lo que la convierte en una de las iglesias más altas del país. Las 7 campanas instaladas pesan en total 8 toneladas. Pero lo más atractivo para mí fue observar en detalle las miles y miles de tejas esmaltadas de color verde, rojo, azul y amarillo, entramadas en muy bonitos diseños.

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Catedrala Ortodoxă o Catedrala Mitropolitană de Timișoara – Parcul Central

Y mi consejo para llevarse la mejor foto de este edificio monumental: solo basta con cruzar al Parcul Central, et voilà… Timișoara: renovándose para ser la Capital Europea de la Cultura 2021.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014-2017).

San Marino: las Torres Medievales del Monte Titano

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Quería conocer un país nuevo. En realidad, un país nuevo para mí, porque justamente el que elegí, es el estado soberano más antiguo del mundo: San Marino. La Serenissima Repubblica di San Marino es una Ciudad-Estado, que cautiva al viajero con su silueta inconfundible sobre la cumbre del Monte Titano. Esta antigua república europea supo guardar intactos sus valores de identidad y libertad a lo largo de los años, y sus dos centros históricos más importantes – la Città di San Marino y Borgo Maggiore, junto con el Monte Titano, fueron declarados Patrimonio Universal por la UNESCO en el año 2008.

Una soleada mañana de febrero, tomé el auto en Bologna y en poco más de una hora y media, me encontraba cruzando la frontera ítalo-sanmarinense, pasando por debajo de un orgulloso letrero que decía: «benvenuti nell’antica terra della libertà«. El auto es la opción ideal para este tipo de viajes de un día, con la ventaja de que hay varios estacionamientos disponibles en el acceso a la ciudad. Particularmente yo recomiendo estacionar en el Parking 9, porque allí mismo se accede a una serie de ascensores públicos para trasladarse hasta el centro histórico, que se encuentra casi unos diez pisos más arriba. El ingreso lo hice a través de la conocida Porta San Francesco.

Vista del paisaje natural desde lo alto
Vista del paisaje natural desde lo alto

A esta altura del camino, me tenté a detenerme para apreciar el bonito paisaje campestre que se extiende ladera abajo, donde se funden los verdes, marrones y azules a la distancia. Cuanto más ascendía, y siendo que no había nubes en la cercanía, el panorama era aún mejor. Es indudable que la naturaleza también forma parte del patrimonio de San Marino.

Haciendo un poco de historia, la tradición nos dice que un cantero dálmata, el Santo Marino, llegó como refugiado a Rimini en el año 257, tras las persecuciones del Emperador Diocleciano. El diacono fundó en el año 301, una pequeña comunidad en la zona más protegida del Monte Titano, y con el tiempo este asentamiento dio origen a San Marino. Los primeros documentos históricos datan del año 885, de donde surge la existencia de una disputa de tierras con el obispo de Rimini. En otros documentos del año 1243, figuran los nombres de los dos Capitanes Regentes, que eran los antiguos Cónsules o Jefes de Estado. Los sanmarinenses siempre demostraron su aversión a la expansión territorial, y desarrollaron alianzas que les llevaron a obtener un territorio de tan solo 61 kilómetros cuadrados, cuyo tamaño no varía desde el año 1463.

Monumento a Giuseppe Garibaldi
Monumento a Giuseppe Garibaldi

Subiendo por la Via Donna Felicissima, apareció sobre una esquina el monumento a Giuseppe Garibaldi. A pesar de que Garibaldi tiene monumentos por toda la península, en esta ciudad posee un noble sentido. Durante el Risorgimento Italiano, San Marino se convirtió en un refugio seguro para quienes participaban en los movimientos liberales. Sin embargo, esta posición no era fácil de mantener ante Austria y el Estado Pontificio, y fue por esta razón que la petición de Garibaldi en 1849, para poder pasar por el territorio de San Marino no fue concedida. Su intención durante ese período era llegar a Venecia, la única república que todavía estaba en condiciones de resistir a los austriacos. La posibilidad de salvación era refugiarse en la pequeña San Marino. Así fue que repitió su petición, enviando dos mensajeros y, sin esperar respuesta, entró en el territorio de San Marino con sus 1.500 hombres. El Regente concedió asilo y llegó al rescate de Garibaldi y sus hombres. A cambio, se aseguró de que San Marino no se involucraría en ningún enfrentamiento armado. En la noche del 31 de julio, Garibaldi junto con 150 de sus soldados más leales, abandonaron la República y evadiendo la vigilancia de los soldados austriacos, se dirigieron hacia Venecia logrando su cometido.

Piazza della Libertà y Palazzo Pubblico
Piazza della Libertà y Palazzo Pubblico

Más adelante en el camino, me dio la bienvenida la encantadora Piazza della Libertà, con el incofundible Palazzo Pubblico de fondo. Este palacio fue reconstruido en estilo neogótico en 1894, en el sitio donde se encontraban los cimientos de la antigua Magna Domus Comunis o Casa Grande del Comune, que fuera construida a finales del siglo XIV. Los sanmarinenses se identifican plenamente con este lugar, ya que es donde residen los Capitanes Regentes, el Consejo Grande y el Gobierno de la República. Allí también se celebran los más importantes eventos civiles. Entre los meses de mayo y septiembre, durante el día y una vez cada hora, la Guardia di Rocca lleva a cabo el cambio de guardia.

Statua della Libertà
Statua della Libertà

La Statua della Libertà, de estilo neoclásico y realizada en mármol blanco de Carrara, está situada entre la Parva Domus Comunis o Pequeña Casa del Comune y el Palazzo Pubblico. Donada por una Condesa alemana a la República en 1876, la estatua simboliza la libertad, representada por un guerrero que avanza con su mano derecha extendida hacia adelante y la izquierda sosteniendo una bandera. Sobre la cabeza de la estatua hay una corona con tres torres que representan a la ciudad fortificada de San Marino. La estatua está representada en las monedas de dos centavos de euro acuñadas en San Marino.

Piazza della Libertà
Piazza della Libertà

Los detalles en las fuentes y monumentos son realmente llamativos, como esta canilla con la forma de la cabeza de un animal. Las piedras ásperas de las construcciones denotan con evidencia el paso del tiempo y transmiten una sensación de fortaleza, protección y seguridad.

Bandera de San Marino en el Palazzo Pubblico
Bandera de San Marino en el Palazzo Pubblico

Los símbolos son en San Marino más que elocuentes. El escudo, que también forma parte de la bandera, lleva encima una corona cerrada representando a la soberanía. En el medio se ubican las tres torres que caracterizan a la república, y a ambos lados se entrecruzan una rama de laurel y otra de encina, con frutas de oro. En la cinta de plata figura el lema Libertas, que también está tallado en la piedra del balcón del Palazzo Pubblico. La parte superior de la bandera es de color blanco y representa la paz, mientras que la mitad inferior es azul claro como símbolo de la libertad.

Cava dei Balestrieri
Cava dei Balestrieri

Salí de la plaza en dirección al teleférico, y luego de atravesar callecitas que suben y bajan, apareció ante mi un gran espacio de piedra. Se trataba de la Cava dei Balestrieri, una cantera abierta en el siglo XIX para la extracción de las piedras que se usaron en la restauración del Palazzo Pubblico. Allí se estableció la Federazione Italiana Balestrieri y el lugar es utilizado para grandes competencias de tiro con ballesta italiana.

Borgo Maggiore vista desde lo alto
Borgo Maggiore vista desde lo alto

Al final de la Contrada del Pianello, y ya llegando al teleférico, un amplio mirador conocido como Il Cantone invita a los más curiosos a perder la mirada en el horizonte. Allí abajo, y como si estuvieran al alcance de mi mano, los techos de las casas de Borgo Maggiore se fundían con los campanarios de las iglesias en un mismo plano. Borgo Maggiore es uno de los nueve distritos o castelli que componen la república.

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Basílica de San Marino

Al cabo de un rato, retomé el camino para continuar el ascenso por otra calle, que previo paso por la Basílica de San Marino o Basílica del Santo, me llevaría hasta las torres medievales. La Basílica de San Marino es el principal templo católico y está situado en Piazzale Domus Plebis. Está dedicada a San Marino, el patrón y fundador del país, cuyas reliquias se encuentran en su interior. En este mismo sitio, existía una primitiva iglesia dedicada al mismo patrón, erigida durante el siglo IV.  Dado que hacia principios del siglo XIX la iglesia se encontraba en muy mal estado, se decidió la construcción de un nuevo templo de estilo neoclásico, cuyas obras finalizaron en 1838. El interior de la basílica está formado por tres naves y siete altares, y el bonito pórtico principal consta de ocho columnas, con una inscripción latina en referencia al santo.

Ingreso a la Prima Torre, también llamada Rocca o Guaita
Ingreso a la Prima Torre, también llamada Rocca o Guaita

Utilicé la Contrada dei Magazzeni para llegar a una plazoleta, desde donde una empinada calle me motivó a subir a la Prima Torre, también llamada Rocca o Guaita. Considerada como una de las torretas más antiguas de la península, data del siglo XI y está compuesta por una torre central rodeada por dos filas de muros.  La fortaleza domina con su magnificencia el precipicio del Monte Titano. La palabra Guaita, que aún está en uso en el dialecto local, significa «protector» y es muy evidente que ésta era la función de este imponente conjunto arquitectónico. En su interior, pude ver innumerables piezas de artillería, incluyendo una serie de cañones donados a San Marino por la Confederación Suiza.

El muro exterior de la Prima Torre
El muro exterior de la Prima Torre

El muro exterior está coronado con almenas y reforzado en las esquinas con torreones. El muro interior está limitado por el campanario y la Torre della Penna, reconstruida en la segunda mitad del siglo XV.

La Rocca me pareció un lugar sombrío y poco adornado. A pesar de las restauraciones, no ha perdido su crudeza primitiva, que se hace más evidente en los fríos días de invierno. Para darle un aspecto aún más oscuro, las nubes comenzaron a rodear el lugar y aparecían por encima de las almenas. La intensa humedad se sentía al extremo. Y aún no había llegado al punto más alto de esa grandiosa fortaleza.

El interior de la Prima Torre
El interior de la Prima Torre

Recorrer el interior de la Prima Torre tomó cerca de media hora, ya que hay varios espacios en distintos niveles y cada sitio tiene vistas imponentes. El panorama desde las almenas de la fortaleza era admirable, a pesar de que el clima allí arriba parecía poco acogedor. De todas maneras, valió la pena ponerle la cara al viento ante tanta magnificencia.

La Seconda Torre (Cesta o Fratta) y la Terza Torre (Il Montale)
La Seconda Torre (Cesta o Fratta) y la Terza Torre (Il Montale)

Por unas escaleras no muy atractivas para aquellos que sufran de vértigo, subí al campanario, el punto más alto de la fortaleza. El viento en el exterior de las torretas era cada vez más intenso, y de repente, las nubes habían rodeado a la Rocca por completo. Casi sin poder ver nada, esperé a que el vapor se hiciera menos denso. Enseguida, apareció ante mí la silueta de la Seconda Torre, también llamada Cesta o Fratta, que se levanta en el punto más elevado del Monte Titano, a más de setecientos metros de altura. Esta torre de planta pentagonal fue construida entre los siglos XIII y XIV sobre las ruinas de una fortificación de la época romana. Y como no hay dos sin tres, pude ver desde el mismo sitio a la Terza Torre o Il Montale, del siglo XIV, algo más alejada de las dos primeras. Es una torreta esbelta y de estructura menos monumental, pero que destaca como último bastión en la cima del Titano. Y a pesar del clima tan duro del invierno allí arriba, las tres torres medievales –Guaita, Cesta y Montale– siguen siendo desde hace siglos los ojos que velan por la perpetuidad del estado más antiguo del mundo.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014-2016).

Ávila: la de las Murallas y la del Rey

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Un vuelo cancelado desde Madrid agregó un día a mi estadía en Europa, y con ello, la posibilidad de conocer un nuevo destino. Fue una decisión rápida para aprovechar esas veinticuatro horas y darles un sentido especial. En algunos minutos, ya tenía mi auto alquilado, la reserva de hotel confirmada, y en tan sólo una hora y media se esfumaron los ciento veinte kilómetros que separan el aeropuerto de Barajas de la encantadora ciudad de Ávila.

Situada en la comunidad autónoma de Castilla y León, es la capital de provincia más alta de España, a poco más de 1100 metros sobre el nivel del mar. Está emplazada sobre la margen derecha del río Adaja, un afluente del Duero.

Paseando un poco por la historia, se sabe que los primeros vestigios humanos en la región, datan del siglo VIII antes de Cristo. En la región se asentaron los vetones, un pueblo de origen celta, cuya decadencia comenzó con la llegada de los cartagineses.

Más tarde fueron los romanos quienes instalaron en Ávila un campamento militar, y permanecieron allí hasta la llegada de los visigodos. El dominio musulmán sobrevino en el siglo VIII al igual que en casi toda la península ibérica, y para la reconquista definitiva por las tropas cristianas hubo que esperar hasta el siglo XI.

Ávila posee los títulos de Ávila del Rey, Ávila de los Leales y Ávila de los Caballeros, todos otorgados por diferentes monarcas.Estos títulos están presentes en su bandera, al igual que la muralla que caracteriza a la ciudad. Su casco histórico medieval fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

Vista del ábside de la Catedral de Ávila y parte de la muralla desde la Puerta de los Leales
Vista del ábside de la Catedral de Ávila y parte de la muralla desde la Puerta de los Leales

Ingresé a la ciudad amurallada por la Puerta de los Leales, sobre la Calle de San Segundo. A este acceso también se lo conoce como Puerta del Peso de la Harina, ya que allí se encuentra la Casa de las Carnicerías, un edificio adosado a la muralla, construido como almacén de vino y carnicería en el año 1590. Debido a las protestas, las carnicerías permanecieron muy poco tiempo allí, y en cambio se dio a este edificio la función del pesaje de los granos y harinas que ingresaban en la ciudad. Hoy en día funciona allí la Oficina de Turismo de la Junta de Castilla y León.

Una de las torres de la Catedral de Ávila
Una de las torres de la Catedral de Ávila

A mi izquierda, un elevado muro de piedra ocultaba el lateral de la Catedral de Ávila, cuyo ábside está montado directamente sobre la propia muralla. El edificio fue construido entre los siglos XII y XV, con la doble función de templo y fortaleza. De estilo románico en sus orígenes, adopta el gótico con el paso del tiempo. Se la considera la primera catedral gótica de España. No fue fácil fotografiarla debido a la estrechez de las calles y también por su gran tamaño.

El trazado típico de Ávila es el de las ciudades romanas. Dos calles principales que se cortan en el centro, en la Plaza del Mercado Chico, donde antiguamente estaba el foro.

El edificio del Ayuntamiento en la Plaza del Mercado Chico
El edificio del Ayuntamiento en la Plaza del Mercado Chico

Esa mañana, en la concurrida y bulliciosa Plaza del Mercado Chico, se mezclaban los abulenses y los turistas  en un colorido mercado. Este espacio renovado fue construido a mediados del siglo XIX, ya que el anterior se encontraba bastante deteriorado. En el mismo momento se edificó también el nuevo ayuntamiento de estilo isabelino. Del otro lado de la plaza, se levanta la famosa Iglesia de San Juan Bautista, donde el el año 1515 fue bautizada Santa Teresa de Ávila.

El Torreón de los Guzmanes
El Torreón de los Guzmanes

El sol animaba a caminar así que bajé por la Calle Sancho Dávila, hasta la plaza Corral de las Campanas, donde se emplaza una serie de palacios dignos de visitar. En una esquina se destaca la silueta del Torreón de los Guzmanes, de principios del siglo XVI. La torre está rematada con fabulosos matacanes y atalayas, que demuestran su función de defensa. Hoy funciona allí la sede de la Diputación Provincial de Ávila. Justo enfrente del torreón, se levanta un pequeño pero muy bonito edificio: el Palacio de los Superunda, construido en 1580.

Convento de Santa Teresa
Convento de Santa Teresa

En dirección a la muralla, sobre la Plaza de la Santa, aparece la magnífica estructura del Convento y Museo de Santa Teresa. La iglesia fue levantada sobre la casa natal de Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como Santa Teresa de Jesús o Teresa de Ávila, religiosa y fundadora de las carmelitas descalzas.

Paseo del Rastro y muralla de Ávila
Paseo del Rastro y muralla de Ávila

Saliendo por la Puerta de Santa Teresa, ingresé a uno de los sitios que más me han gustado de toda la ciudad. Se trata del Paseo del Rastro. Creado en el siglo XVIII, este paseo arbolado está situado en la parte sur de la ciudad, contiguo a la muralla. Desde aquí las vistas hacia el sur son soñadas, sobre todo al caer el sol.

Muralla de Ávila desde la Plaza del Rastro
Muralla de Ávila desde la Plaza del Rastro

La muralla de Ávila, el símbolo de la ciudad, es el mejor ejemplo de arquitectura militar del románico español y la mejor conservada de toda España. Si bien es altamente probable que existiera una más pequeña en el siglo V, la muralla que hoy vemos es de origen medieval. Tiene más de 2.500 metros de extensión y nueve puertas. Con muros de hasta 3 metros de ancho y 12 metros de altura, su presencia es majestuosa, sobre todo del lado este, donde se la ve más imponente. A finales del siglo XIX se especulaba con la posibilidad de demoler la muralla, como se hacía en otras ciudades europeas, donde se veía a estas estructuras como un freno para el desarrollo urbano. Su supervivencia fue asegurada, sin embargo, con su declaración en 1884 como Monumento Nacional.

Iglesia de Santiago
Iglesia de Santiago

Desde la bonita explanada, la vista se pierde en el horizonte. La silueta de la Iglesia de Santiago, sobresale entre los tejados rojizos que se mezclan más abajo, con un increíble fondo serrano. De origen románico, fue ampliada y reformada algunos siglos más tarde. Según la tradición, en ella se armaban los caballeros de la Orden de Santiago de la ciudad. Tiene una llamativa torre octogonal, con un cuerpo de campanas abierto y techo de pizarra.

La Puerta del Alcázar comparada con un edificio vecino
La Puerta del Alcázar comparada con un edificio vecino

Hacia el este, el Paseo del Rastro se extiende llano hasta doblar hacia la Calle de San Segundo. Allí se encuentra la grandiosa Puerta del Alcázar, la más imponente y solemne de las nueve que se abren a lo largo de la muralla. La puerta se compone de dos grandes torreones unidos por un puente, y está rematada con típicas almenas. En la época medieval, existían allí un foso y una barbacana.

Plaza de Santa Teresa de Jesús
Plaza de Santa Teresa de Jesús

Hacia el lado extramuros, se abre la Plaza de Santa Teresa de Jesús, antiguamente conocida como Plaza del Mercado Grande, en donde se celebraban torneos y recepciones reales, además de funcionar como gran mercado. Esa tarde fue el sitio elegido para una pausa, en uno de los antiguos bares instalados debajo de los pórticos que la rodean.

En este espacio abierto se ubica el Monumento a las Grandezas de Ávila, dedicado a la santa que le da nombre a la plaza.

La plaza se extiende hasta donde se encuentra la Iglesia de San Pedro, de inconfundible estilo románico.

El Humilladero de los Cuatro Postes
El Humilladero de los Cuatro Postes

Las murallas se aprecian muy bien desde la propia ciudad, pero su tamaño invita a verlas también desde lejos. Por ello, conduje hacia el Humilladero de San Sebastián o de Los Cuatro Postes, un monumento del siglo XVI situado a las afueras de Ávila, hacia el oeste y en la margen izquierda del río Adaja. Este monumento está compuesto por cuatro columnas dóricas, en cuyo centro, se levanta una cruz de granito.

Las murallas de Ávila
Las murallas de Ávila

El lugar es el mejor mirador sobre la ciudad amurallada, especialmente al atardecer. Sin embargo, la porción que se ve desde el mirador, no es la más alta. Sobre el poniente las puertas pierden majestuosidad y sobre el sur decrece el tamaño de la mampostería. En su conjunto, las torres son de menor volumen y más espaciadas, ofreciendo menos robustez.

De todas maneras, vale la pena tomar el auto y hacer esos dos o tres kilómetros hacia el otro lado del río. Allí abajo, se puede ver también el Puente Romano, sobre el río Adaja, que comunicaba la puerta de occidente con la ribera.

Ávila invita a quedarse, a pasar por lo menos una noche, y no hacer solamente una visita de pocas horas. Si tienes tiempo en Madrid, es una excelente opción para darse una escapada.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014-2016).

Verona: del Castelvecchio al Ponte Pietra

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Es algo bastante habitual, que en el camino entre Milán y Venecia, los viajeros hagan una parada de algunas horas en Verona, y dediquen gran parte de su tiempo a mezclarse con los cientos de turistas que visitan a diario la Casa di Giulietta. En mi opinión, Verona merece al menos que pasemos una o dos noches allí, y por favor, no se queden solamente con el sitio donde la tradición popular y algunos investigadores sitúan a la famosa obra de William Shakespeare. Verona es mucho, pero mucho más.

En Verona se mezclan dos mil años de historia que se distinguen en cada esquina. Fue, y de alguna manera lo sigue siendo, una ciudad romana, medieval y renacentista. Su fundación en un meandro del río Adigio, data del siglo I antes de Cristo. En la época romana se destacó como un centro urbano ejemplar del que aún hoy se pueden ver impresionantes construcciones. Luego de la invasión bárbara y de un extenso período de ocupación, la ciudad vivió su máximo apogeo bajo el dominio de la familia Della Scala o Scaligeri, que ejerció la señoría de Verona entre 1260 y 1387. Fueron tiempos de gran bienestar económico y de un fabuloso desarrollo artístico. Años más tarde, Verona pasó a depender los Visconti de Milán, y en el año 1405 se inició la dominación veneciana. También fue ocupada por Napoleón, quedó bajo el dominio austríaco en 1798, y en 1866 pasó a formar parte de Italia, en conjunto con el Véneto. En el año 2000, la ciudad de Verona fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Rodeada de pintorescas colinas, Verona tiene diversas caras y los tonos rojizos de sus callecitas van cambiando a lo largo del día.

Torres y murallas del Castelvecchio
Torres y murallas del Castelvecchio

Mi caminata comenzó en el imponente Castelvecchio, un castillo medieval que se utiliza hoy para albergar al Museo Cívico. Es el monumento militar más importante de la señoría de los Scaligeri. Su función arquitectónica en la posición que tiene sobre el río Adigio, era ser el elemento fundamental de la defensa urbana, y al mismo tiempo estaba preparado para actuar sobre el río en sí. Fue diseñado para ser la base de todo el sistema defensivo de Verona, y su torre principal era el centro de control visual de la ciudad.

El río Adigio desde el Puente del Castelvecchio
El río Adigio desde el Puente del Castelvecchio

El Castelvecchio incluye un magnífico y compacto puente almenado, el Ponte Scaligero, que en su época era de uso exclusivo del castillo, y se utilizaba tanto como escape como para el ingreso de ayuda desde el otro lado del río. Edificado a mediados del siglo XIV, el Castelvecchio era la residencia de Cangrande della Scala, guerrero ambicioso y uno de los hombres más poderosos de Verona, a quien Dante Alighieri dedicó buena parte de su obra.

Portoni della Bra, desde Corso Porta Nuova
Portoni della Bra, desde Corso Porta Nuova

La Via Roma me llevó encandilado hasta el Corso Porta Nuova, para ver a mi derecha el Portoni della Bra, una magnífica puerta construida a lo largo de las murallas medievales. Está conformada por dos grandes arcos de mármol de Verona y tiene un magnífico reloj en el centro.

Las coloridas fachadas de la Piazza Bra
Las coloridas fachadas de la Piazza Bra

Del otro lado de la puerta, se abre la concurrida Piazza Bra. Se la conoce coloquialmente como la Bra, es la plaza más grande de Verona, y está repleta de cafés y restaurantes, que se destacan entre fachadas de colores amarillos, ocres y rosados. A su alrededor se levantan varios edificios históricos, como el Palazzo Barbieri, sede del ayuntamiento, y la Gran Guardia, utilizado hoy en día para conferencias y exposiciones. Una vuelta alrededor de la plaza es un regalo para los ojos y los sentidos, es un ir y venir en el tiempo.

Arena di Verona
Arena di Verona

Sin embargo, la construcción más notable es la famosa Arena di Verona: un imponente anfiteatro romano que es uno de los símbolos de la ciudad. Después del Coliseo y el anfiteatro de Capua, es el tercero más grande de su tipo en Italia. Construido en la primera mitad del Siglo I, es el anfiteatro antiguo con el mejor nivel de conservación, gracias a las restauraciones que se han realizado desde el año 600. Hoy en día tiene una capacidad estimada de 22.000 personas, pero se piensa que en épocas romanas, podía utilizarse para cerca de 30.000 espectadores, ya que el escenario actual ocupa un tercio del espacio. En verano, se lleva a cabo un famoso festival de ópera y también se organizan conciertos de cantantes y músicos internacionales.

El balcón de la Casa di Giulietta
El balcón de la Casa di Giulietta

Al salir de la plaza por la via Giuseppe Mazzini, la calle peatonal de Verona, noté que allí estaban las mejores tiendas de la ciudad. Decidí caminarla hasta el final de su recorrido y cuando ví un cartel con el nombre Via Cappello, me dejé llevar por la multitud. No hace falta aclarar a donde iba tanta gente: Via Cappello, 23. Esquivando a los grupos dirigidos por banderitas de colores, un oscuro pasillo me dio la bienvenida a un palacio medieval que la tradición ha convenido en llamar Casa di Giulietta. Esperé a que el concurrido balcón se vaciara de gente para tomarle una foto, y escapé por el patio, sin olvidar de darle el afectuoso y tradicional saludo a la dueña de casa.

La estatua de Madonna Verona en Piazza delle Erbe. Detrás los frescos de las Case Mazzanti
La estatua de Madonna Verona en Piazza delle Erbe. Detrás los frescos de las Case Mazzanti

Enseguida me di cuenta que había que regresar hacia atrás por la misma calle, para aprovechar mejor el tiempo en la exquisita Piazza delle Erbe o Plaza de las Hierbas, sitio que antiguamente estaba ocupado por el foro romano de la ciudad. En la edad romana, esta plaza era el centro de la vida política y económica. La Piazza Erbe, como se la llama localmente, representa la síntesis de varios momentos históricos, de acuerdo a los testimonios de sus edificios: palacios del siglo XIV, como la Domus Mercatorum o Casa dei Mercanti, las fachadas decoradas con frescos de las Case Mazzanti y la Fontana Madonna Verona, construida con mármol del foro romano y en cuyo centro se alza esbelta la estatua de la Madonna del año 380. Todos los días excepto los domingos, un bullicioso mercado se aloja en medio de la plaza.

La Torre dei Lamberti
La Torre dei Lamberti

La inconfundible Torre dei Lamberti es otra magnífica obra que acaparó mi atención en este espacio lleno de historias. Si hubiésemos vivido en Verona en la Edad Media, habríamos visto la ciudad salpicada de llamativas torres como ésta. Eran un símbolo visible de la riqueza y el poder de las familias nobles que vivían en ellas. Sin embargo, sólo unas pocas siguen en pie en la actualidad. Con sus 84 metros de altura, es la más elevada de Verona y fue construida en el año 1172.

Piazza delle Erbe: Palazzo Maffei y la columna con el León de San Marcos
Piazza delle Erbe: Palazzo Maffei y la columna con el León de San Marcos

El lado noroeste de la plaza es el más pequeño, y está dominado por el Palazzo Maffei, de estilo barroco. El palacio tiene tres plantas y la parte superior de la fachada fue armoniosamente adornada con estatuas de seis divinidades: Hércules, Júpiter, Venus, Mercurio, Apolo y Minerva. Delante del palacio se levanta una columna de mármol blanco, con el símbolo de la República de Venecia: el León de San Marcos. Recordemos que Verona, forma parte del Véneto.

Piazza dei Signori o Piazza Dante. Detrás, la Loggia del Consiglio
Piazza dei Signori o Piazza Dante. Detrás, la Loggia del Consiglio

Atravesando el Arco della Costa,  me esperaba la gloriosa Piazza dei Signori, considerada la más refinada de la ciudad. También se la conoce como Piazza Dante, por la estatua de Dante Alighieri que la ornamenta. En esta plaza sobresale con elegancia el pórtico de la Loggia del Consiglio, donde tenía lugar la vida política en el siglo XVI. También se destaca el Palazzo della Ragione, cuya construcción se inició en el año 1193 y al que vale la pena ingresar para apreciar la Scala della Ragione o Escalera de la Razón, llamada así debido a que por allí se accedía a los tribunales de justicia.

La escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente en las rejas que rodean los Arche Scaligere.
La escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente en las rejas que rodean los Arche Scaligere.

A unos pocos pasos del Palazzo del Capitano, se abre la calle que me llevó al sitio conocido como Arche Scaligere, donde se encuentran las tumbas monumentales de los señores de Verona, enfrente de la Iglesia de Santa María Antica. En estas magníficas piezas de escultura gótica con trabajados pináculos, yacen los cuerpos de Cangrande I, Mastino II y Cansignorio. Estos poderosos señores de la familia Della Scala o Scaligeri, que dominaron la ciudad durante varios años, están representados en piedra en la parte superior de cada tumba. Es impresionante observar estas suntuosas obras en medio de la arquitectura urbana. Y una curiosidad para destacar: la escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente trabajada en las rejas que rodean los Arche Scaligere.

Fachada del Duomo di Verona
Fachada del Duomo di Verona

Mapa en mano, era el momento de dirigirse hacia el norte del plano urbano, en busca de otro de los tantos sitios simbólicos en la historia de la ciudad: el Duomo di Verona o Cattedrale di Santa Maria Matricolare. Se trata de la catedral que fuera construida sobre las ruinas de dos iglesias paleocristianas, derrumbadas tras un terremoto en el año 1117. La catedral fue reconstruida en estilo románico y se consagró en el año 1187. Su estructura es armoniosamente atractiva, y en su fachada se notan los suaves tonos blancos y rosados, del mármol utilizado en su construcción.

El Ponte Pietra sobre el río Adigio
El Ponte Pietra sobre el río Adigio

Quedaban pocos metros para el punto final del recorrido: el bello Ponte Pietra. Esta vez vi nuevamente las aguas del Adigio, pero desde otro ángulo. El puente de piedra fue construido para sustituir un puente de madera anterior, y es el monumento romano más antiguo de la ciudad. En la antigüedad se llamaba Pons marmoreus, y es el único puente romano que ha permanecido en pie en Verona, de los siete que en su época existieron. Su estructura consta de cinco arcadas y fue la primera gran obra pública de mármol realizada en la ciudad.

Lo más llamativo del puente es su agradable coloración, dada por la combinación de dos materiales principales: el mármol blanco de las partes originales, y los ladrillos rojos de las partes reestructuradas durante el dominio de los Scaligeri. Las vistas del río y sus orillas desde el puente son merecedoras de un apacible momento de descanso. Me senté por unos instantes para poder apreciar la belleza del paisaje veronés.

Verona y el Adigio desde el Teatro Romano
Verona y el Adigio desde el Teatro Romano

Y para darme un merecido regalo, crucé el río al otro lado del Ponte Pietra, para disfrutar las vistas de Verona desde lo alto del Teatro Romano. Fue un momento único, mientras caía la tarde y la ciudad se iba tiñendo de un cálido tono anaranjado.

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