Verona: del Castelvecchio al Ponte Pietra

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Es algo bastante habitual, que en el camino entre Milán y Venecia, los viajeros hagan una parada de algunas horas en Verona, y dediquen gran parte de su tiempo a mezclarse con los cientos de turistas que visitan a diario la Casa di Giulietta. En mi opinión, Verona merece al menos que pasemos una o dos noches allí, y por favor, no se queden solamente con el sitio donde la tradición popular y algunos investigadores sitúan a la famosa obra de William Shakespeare. Verona es mucho, pero mucho más.

En Verona se mezclan dos mil años de historia que se distinguen en cada esquina. Fue, y de alguna manera lo sigue siendo, una ciudad romana, medieval y renacentista. Su fundación en un meandro del río Adigio, data del siglo I antes de Cristo. En la época romana se destacó como un centro urbano ejemplar del que aún hoy se pueden ver impresionantes construcciones. Luego de la invasión bárbara y de un extenso período de ocupación, la ciudad vivió su máximo apogeo bajo el dominio de la familia Della Scala o Scaligeri, que ejerció la señoría de Verona entre 1260 y 1387. Fueron tiempos de gran bienestar económico y de un fabuloso desarrollo artístico. Años más tarde, Verona pasó a depender los Visconti de Milán, y en el año 1405 se inició la dominación veneciana. También fue ocupada por Napoleón, quedó bajo el dominio austríaco en 1798, y en 1866 pasó a formar parte de Italia, en conjunto con el Véneto. En el año 2000, la ciudad de Verona fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Rodeada de pintorescas colinas, Verona tiene diversas caras y los tonos rojizos de sus callecitas van cambiando a lo largo del día.

Torres y murallas del Castelvecchio
Torres y murallas del Castelvecchio

Mi caminata comenzó en el imponente Castelvecchio, un castillo medieval que se utiliza hoy para albergar al Museo Cívico. Es el monumento militar más importante de la señoría de los Scaligeri. Su función arquitectónica en la posición que tiene sobre el río Adigio, era ser el elemento fundamental de la defensa urbana, y al mismo tiempo estaba preparado para actuar sobre el río en sí. Fue diseñado para ser la base de todo el sistema defensivo de Verona, y su torre principal era el centro de control visual de la ciudad.

El río Adigio desde el Puente del Castelvecchio
El río Adigio desde el Puente del Castelvecchio

El Castelvecchio incluye un magnífico y compacto puente almenado, el Ponte Scaligero, que en su época era de uso exclusivo del castillo, y se utilizaba tanto como escape como para el ingreso de ayuda desde el otro lado del río. Edificado a mediados del siglo XIV, el Castelvecchio era la residencia de Cangrande della Scala, guerrero ambicioso y uno de los hombres más poderosos de Verona, a quien Dante Alighieri dedicó buena parte de su obra.

Portoni della Bra, desde Corso Porta Nuova
Portoni della Bra, desde Corso Porta Nuova

La Via Roma me llevó encandilado hasta el Corso Porta Nuova, para ver a mi derecha el Portoni della Bra, una magnífica puerta construida a lo largo de las murallas medievales. Está conformada por dos grandes arcos de mármol de Verona y tiene un magnífico reloj en el centro.

Las coloridas fachadas de la Piazza Bra
Las coloridas fachadas de la Piazza Bra

Del otro lado de la puerta, se abre la concurrida Piazza Bra. Se la conoce coloquialmente como la Bra, es la plaza más grande de Verona, y está repleta de cafés y restaurantes, que se destacan entre fachadas de colores amarillos, ocres y rosados. A su alrededor se levantan varios edificios históricos, como el Palazzo Barbieri, sede del ayuntamiento, y la Gran Guardia, utilizado hoy en día para conferencias y exposiciones. Una vuelta alrededor de la plaza es un regalo para los ojos y los sentidos, es un ir y venir en el tiempo.

Arena di Verona
Arena di Verona

Sin embargo, la construcción más notable es la famosa Arena di Verona: un imponente anfiteatro romano que es uno de los símbolos de la ciudad. Después del Coliseo y el anfiteatro de Capua, es el tercero más grande de su tipo en Italia. Construido en la primera mitad del Siglo I, es el anfiteatro antiguo con el mejor nivel de conservación, gracias a las restauraciones que se han realizado desde el año 600. Hoy en día tiene una capacidad estimada de 22.000 personas, pero se piensa que en épocas romanas, podía utilizarse para cerca de 30.000 espectadores, ya que el escenario actual ocupa un tercio del espacio. En verano, se lleva a cabo un famoso festival de ópera y también se organizan conciertos de cantantes y músicos internacionales.

El balcón de la Casa di Giulietta
El balcón de la Casa di Giulietta

Al salir de la plaza por la via Giuseppe Mazzini, la calle peatonal de Verona, noté que allí estaban las mejores tiendas de la ciudad. Decidí caminarla hasta el final de su recorrido y cuando ví un cartel con el nombre Via Cappello, me dejé llevar por la multitud. No hace falta aclarar a donde iba tanta gente: Via Cappello, 23. Esquivando a los grupos dirigidos por banderitas de colores, un oscuro pasillo me dio la bienvenida a un palacio medieval que la tradición ha convenido en llamar Casa di Giulietta. Esperé a que el concurrido balcón se vaciara de gente para tomarle una foto, y escapé por el patio, sin olvidar de darle el afectuoso y tradicional saludo a la dueña de casa.

La estatua de Madonna Verona en Piazza delle Erbe. Detrás los frescos de las Case Mazzanti
La estatua de Madonna Verona en Piazza delle Erbe. Detrás los frescos de las Case Mazzanti

Enseguida me di cuenta que había que regresar hacia atrás por la misma calle, para aprovechar mejor el tiempo en la exquisita Piazza delle Erbe o Plaza de las Hierbas, sitio que antiguamente estaba ocupado por el foro romano de la ciudad. En la edad romana, esta plaza era el centro de la vida política y económica. La Piazza Erbe, como se la llama localmente, representa la síntesis de varios momentos históricos, de acuerdo a los testimonios de sus edificios: palacios del siglo XIV, como la Domus Mercatorum o Casa dei Mercanti, las fachadas decoradas con frescos de las Case Mazzanti y la Fontana Madonna Verona, construida con mármol del foro romano y en cuyo centro se alza esbelta la estatua de la Madonna del año 380. Todos los días excepto los domingos, un bullicioso mercado se aloja en medio de la plaza.

La Torre dei Lamberti
La Torre dei Lamberti

La inconfundible Torre dei Lamberti es otra magnífica obra que acaparó mi atención en este espacio lleno de historias. Si hubiésemos vivido en Verona en la Edad Media, habríamos visto la ciudad salpicada de llamativas torres como ésta. Eran un símbolo visible de la riqueza y el poder de las familias nobles que vivían en ellas. Sin embargo, sólo unas pocas siguen en pie en la actualidad. Con sus 84 metros de altura, es la más elevada de Verona y fue construida en el año 1172.

Piazza delle Erbe: Palazzo Maffei y la columna con el León de San Marcos
Piazza delle Erbe: Palazzo Maffei y la columna con el León de San Marcos

El lado noroeste de la plaza es el más pequeño, y está dominado por el Palazzo Maffei, de estilo barroco. El palacio tiene tres plantas y la parte superior de la fachada fue armoniosamente adornada con estatuas de seis divinidades: Hércules, Júpiter, Venus, Mercurio, Apolo y Minerva. Delante del palacio se levanta una columna de mármol blanco, con el símbolo de la República de Venecia: el León de San Marcos. Recordemos que Verona, forma parte del Véneto.

Piazza dei Signori o Piazza Dante. Detrás, la Loggia del Consiglio
Piazza dei Signori o Piazza Dante. Detrás, la Loggia del Consiglio

Atravesando el Arco della Costa,  me esperaba la gloriosa Piazza dei Signori, considerada la más refinada de la ciudad. También se la conoce como Piazza Dante, por la estatua de Dante Alighieri que la ornamenta. En esta plaza sobresale con elegancia el pórtico de la Loggia del Consiglio, donde tenía lugar la vida política en el siglo XVI. También se destaca el Palazzo della Ragione, cuya construcción se inició en el año 1193 y al que vale la pena ingresar para apreciar la Scala della Ragione o Escalera de la Razón, llamada así debido a que por allí se accedía a los tribunales de justicia.

La escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente en las rejas que rodean los Arche Scaligere.
La escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente en las rejas que rodean los Arche Scaligere.

A unos pocos pasos del Palazzo del Capitano, se abre la calle que me llevó al sitio conocido como Arche Scaligere, donde se encuentran las tumbas monumentales de los señores de Verona, enfrente de la Iglesia de Santa María Antica. En estas magníficas piezas de escultura gótica con trabajados pináculos, yacen los cuerpos de Cangrande I, Mastino II y Cansignorio. Estos poderosos señores de la familia Della Scala o Scaligeri, que dominaron la ciudad durante varios años, están representados en piedra en la parte superior de cada tumba. Es impresionante observar estas suntuosas obras en medio de la arquitectura urbana. Y una curiosidad para destacar: la escalera, el símbolo de la familia Della Scala, se nota perfectamente trabajada en las rejas que rodean los Arche Scaligere.

Fachada del Duomo di Verona
Fachada del Duomo di Verona

Mapa en mano, era el momento de dirigirse hacia el norte del plano urbano, en busca de otro de los tantos sitios simbólicos en la historia de la ciudad: el Duomo di Verona o Cattedrale di Santa Maria Matricolare. Se trata de la catedral que fuera construida sobre las ruinas de dos iglesias paleocristianas, derrumbadas tras un terremoto en el año 1117. La catedral fue reconstruida en estilo románico y se consagró en el año 1187. Su estructura es armoniosamente atractiva, y en su fachada se notan los suaves tonos blancos y rosados, del mármol utilizado en su construcción.

El Ponte Pietra sobre el río Adigio
El Ponte Pietra sobre el río Adigio

Quedaban pocos metros para el punto final del recorrido: el bello Ponte Pietra. Esta vez vi nuevamente las aguas del Adigio, pero desde otro ángulo. El puente de piedra fue construido para sustituir un puente de madera anterior, y es el monumento romano más antiguo de la ciudad. En la antigüedad se llamaba Pons marmoreus, y es el único puente romano que ha permanecido en pie en Verona, de los siete que en su época existieron. Su estructura consta de cinco arcadas y fue la primera gran obra pública de mármol realizada en la ciudad.

Lo más llamativo del puente es su agradable coloración, dada por la combinación de dos materiales principales: el mármol blanco de las partes originales, y los ladrillos rojos de las partes reestructuradas durante el dominio de los Scaligeri. Las vistas del río y sus orillas desde el puente son merecedoras de un apacible momento de descanso. Me senté por unos instantes para poder apreciar la belleza del paisaje veronés.

Verona y el Adigio desde el Teatro Romano
Verona y el Adigio desde el Teatro Romano

Y para darme un merecido regalo, crucé el río al otro lado del Ponte Pietra, para disfrutar las vistas de Verona desde lo alto del Teatro Romano. Fue un momento único, mientras caía la tarde y la ciudad se iba tiñendo de un cálido tono anaranjado.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014-2016).

Siena: la Piazza del Campo y el Duomo

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Una zigzagueante ruta por la Toscana me llevó hasta Siena. Llegué un día claro y frío de invierno, cuando el sol ya empezaba a bajar y sus rayos brillaban tenues entre las ramas secas de los árboles a lo largo del camino. La Toscana es un región fascinante, donde pequeños pueblos y ciudades permiten al visitante viajar a través de la historia.

Siena, capital de la provincia homónima, fue un asentamiento etrusco entre los años 900 a 400 antes de Cristo. Más tarde, en la época del emperador Augusto, fue fundada como colonia romana con el nombre de Sena lulia. La colonia no prosperó durante el imperio romano, ya que al no estar cerca de ninguna de las principales vías de comunicación del imperio, no tenía oportunidades para comerciar. Recién cuando los lombardos invadieron Siena, a fines del siglo VI, el territorio empezó a disfrutar de una gran prosperidad. El hecho de que las antiguas vías romanas Aurelia y Cassia pasaban a través de zonas expuestas a los ataques bizantinos, hicieron que las carreteras entre las posesiones lombardas y Roma fueran trazadas nuevamente, a través de Siena. La consecuencia de ello fue que la ciudad prosperó como un centro comercial, y las corrientes constantes de peregrinos que pasaban desde y hacia Roma proporcionaron valiosos ingresos en los siglos siguientes.

Los lombardos se rindieron en el año 774 ante Carlomagno. Durante la época de la República de Siena, se modeló en gran parte a la ciudad tal cual la conocemos hoy en día. A principios del siglo XIII se terminó la mayor parte de la construcción de la catedral, y creció la importancia de la Piazza del Campo, considerada uno de las más bellos espacios urbanos de Europa. Se construyeron nuevas calles que desembocaban en ella y servía como plaza del mercado. La República de Siena, con sus luchas internas entre los nobles y el partido popular estaba habitualmente enfrentada políticamente y artísticamente a su gran rival, Florencia, y fue en el siglo XIII predominantemente gibelina en oposición al papel güelfo asumido por Florencia. Siena se rindió a Florencia en abril de 1555, marcando el final de la República y desde entonces perteneció al Gran Ducado de Toscana hasta la unificación de Italia en el siglo XIX.

El centro histórico de Siena ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1995, por considerarlo la encarnación de una ciudad medieval. Y todo ello gracias a los victoriosos florentinos que impidieron cualquier desarrollo edilicio en la ciudad, la que permaneció como congelada en el tiempo.

Sede del Banco Monte dei Paschi di Siena, fundado en 1472
Sede del Banco Monte dei Paschi di Siena en la Piazza Salimbeni, fundado en 1472

El recorrido por Siena comenzó en la Via Giuseppe Garibaldi, donde estaba alojado. Siguiendo hacia el sur por Via Montanini y luego por Via Banchi di Sopra, llegué a la Piazza Salimbeni, donde se encuentra la sede del Banco Monte dei Paschi di Siena. En 1472 la República de Siena fundó el Monte dei Paschi, un banco que aún hoy se encuentra activo y que es el banco más antiguo en funcionamiento del mundo. La iluminación nocturna de esta plaza y del edificio del banco es excelente.

La Piazza del Campo
La Piazza del Campo

Continué por Via Banchi di Sopra e ingresé a la monumental Piazza del Campo por una de las tantas callecitas que allí terminan. La plaza del siglo XII está rodeada de elegantes palacios. Es el lugar donde la ciudad vibra y todo el mundo se detiene a admirarla. Y eso hice, como todos allí.

La plaza era un mercado creado en una zona inclinada cerca del punto de encuentro de las tres comunidades que se unieron para formar Siena: Castellare, San Martino y Camollia. Fue pavimentada con ladrillos rojos y diez líneas de travertino, que dividen la plaza en nueve secciones que irradian desde la boca del desagüe central del agua frente al Palazzo Pubblico. Esta división en nueve sectores perfectamente marcados, simboliza el Consejo de los Nueve, que era el responsable del gobierno de la ciudad medieval. Cada año en la Piazza del Campo se lleva a cabo el renombrado festival conocido como Palio de Siena.

Detalle de la Fonte Gaia, en la Piazza del Campo
Detalle de la Fonte Gaia, en la Piazza del Campo

Me dirigí por un momento al punto focal de la plaza, la Fonte Gaia, una fuente rectangular de mármol blanco decorada con varias estatuas. La fuente que ahora vemos es una réplica hecha en el siglo XIX. La original fue realizada entre 1409 y 1419, pero fue retirada para su preservación. Esta impactante estructura consiste en una cuenca rectangular adornada en tres lados con varios bajorrelieves, como el de la Madonna rodeada por las Virtudes Clásicas y Cristianas. El agua de la fuente es transportada por un acueducto de 25 kilómetros, que lleva agua fresca de las colinas hacia la ciudad desde el siglo XIV. Siempre es agradable pasar un rato cerca del sonido del agua de alguna fuente, y esta fue la oportunidad del día.

La Torre del Mangia
La Torre del Mangia

Del otro lado de la plaza, se yergue la esbelta Torre del Mangia. Se encuentra a la izquierda del Palazzo Pubblico y es la segunda de su estilo más alta de Italia, con 102 metros de altura. Apreciarla en su totalidad requirió un gran esfuerzo de mi cuello, es realmente muy imponente. Esta antigua torre medieval fue construida entre los años 1338 y 1348 y es visible desde todos los puntos de la ciudad. El nombre de la torre deriva de su primer guardián, Giovanni di Balduccio, apodado Mangiaguadagni por su tendencia a gastar todo su dinero en comida. El guardián de la torre era el responsable de dar aviso a los ciudadanos de Siena de cualquier peligro inminente.

El Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia, con una excelente iluminación nocturna
El Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia, con una excelente iluminación nocturna

El Palazzo Pubblico es nada menos que el Ayuntamiento de la ciudad y data del siglo XIV. Su construcción comenzó en el año 1297 y su propósito original fue albergar al gobierno republicano. El exterior de la magnífica estructura llama la atención de todos los que pasan por la plaza, y es un claro ejemplo de arquitectura medieval italiana con influencias góticas. La planta baja es de piedra y las superiores están hechas de ladrillo. La fachada del palacio está ligeramente curvada hacia el interior para reflejar la curva exterior de la Piazza del Campo. Este palacio está perfectamente iluminado en las noches así que recomiendo visitarlo a todos los apasionados de la fotografía nocturna.

El Duomo de Siena
El Duomo de Siena

Como los días de invierno son cortos, la visita del Duomo la hice al día siguiente. Y realmente merece un tiempo extra. El Duomo de Siena es una de las catedrales más espectaculares de toda Italia. Además es una de las pocas construidas al sur de los Alpes totalmente en estilo gótico. Su construcción llevó casi doscientos cincuenta años, entre 1136 y 1382.

La catedral está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. Presenta una planta de cruz latina con crucero, cúpula y un campanario. El exterior e interior del templo aparecen decorados con un placado de mármol blanco y negro verdoso, formando unas características rayas horizontales. Recordemos que el blanco y negro son los colores simbólicos de Siena que aparecen en sus escudos y banderas.

La población de Siena ayudó a trasladar el mármol urtilizado en la construcción desde las afueras de la ciudad. En 1339 hubo planes para hacer más grande la iglesia, realizando una nueva nave y convirtiéndola en la mayor iglesia de la cristiandad. Se pretendía triplicar prácticamente el espacio. Sin embargo, las obras fueron abandonadas tras los estragos de la Peste Negra de 1348. Es por ello que vemos alrededor de la iglesia muchos restos de la pretendida ampliación.

Mosaico de la Coronación de la Virgen en el Duomo de Siena
Mosaico de la Coronación de la Virgen en el Duomo de Siena

Más allá de las rayas blancas y negras del exterior, el toque de color lo aportan los mosaicos, de excelente terminación. En el frontón principal, de forma triangular, pude apreciar una bella imagen de la Coronación de la Virgen, rodeada de un coro de ángeles. Fue muy bonito el contraste de este mosaico tan colorido con el blanco del mármol que lo rodea, y detrás un hermoso cielo celeste. Era un día muy soleado, y eso permitió una mejor apreciación de esos detalles.

Vista desde el Santuario e Casa di Santa Caterina
Vista desde el Santuario e Casa di Santa Caterina

Para terminar la visita por la ciudad, me dirigí al Santuario e Casa di Santa Caterina, la patrona de Siena. Caterina Benincasa vivió entre 1347 y 1380, y fue la hija de un comerciante. Tomó los hábitos a los ocho años y experimentó varias visiones de Dios. Fue ella quien persuadió a Gergorio XI  para que devolviera la sede papal a Roma en 1376, después de 67 años funcionando en Avignon. Fue canonizada en 1461. Hoy su casa está rodeada de capillas y claustros, y tiene un ambiente muy sereno y agradable, con hermosas vistas de la ciudad.

Mi estadía en Siena continuó un día más. Pude aprovechar perfectamente todo lo que la ciudad tiene para ofrecer, y además uno de los días quedó reservado para la infaltable visita a San Gimignano y Monteriggioni. Dos lugares cercanos y extremadamente recomendables en la campiña toscana, tanto como la bella ciudad de Siena.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2015).

Pisa: de la Piazza del Duomo a la ribera del Arno

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Los días fríos de febrero se sentían intensamente en toda la Toscana. Los muros humedecidos por el rocío, donde el sol llega sólo en ocasiones, lograban hacer aún más pálida la imagen brumosa de las mañanas. Sin embargo esa tarde, cuando llegué a Pisa, las nubes dejaron pasar los primeros rayos del día, pintando el Arno de un tenue color anaranjado.

Pisa, capital de la provincia homónima, es una bella y célebre ciudad de la región italiana de la Toscana. La cuna de Galileo Galilei y sede de una de las obras arquitectónicas más visitadas de Europa, es atravesada por el río Arno poco antes de su desembocadura en el Mar de Liguria.

El origen de la ciudad se vincula con los etruscos, y más tarde con los romanos, quienes fundaron allí el Portus Pisanus. En el siglo XI y junto con Amalfi, Génova y Venecia, fue una de las cuatro potentes Repúblicas Marineras Italianas. Durante gran parte de la Edad Media, su poderosa flota le garantizó a la ciudad el dominio del Mediterráneo occidental. Los vínculos comerciales con España y el norte de Africa condujeron a una revolución cultural que se puede ver en los edificios característicos de la época.

La República Marinera de Pisa comenzó a declinar en 1284 cuando fue derrotada por la poderosa flota de Génova y se hizo progresivo el enarenamiento de su puerto. Recién en 1406, bajo el dominio de los Florentinos, la ciudad retomó su crecimiento.

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La cúpula de la Catedral de Pisa

La mañana siguiente a mi llegada, elegí el Conjunto Monumental de la Piazza del Duomo para comenzar el recorrido por la ciudad. Allí se encuentran los cuatro famosos edificios que componen al conjunto: la Catedral, el Campanario o Torre Inclinada, el Baptisterio y el Campo Santo. En este lugar, también conocido como Campo dei Miracoli, las construcciones comenzaron en el año 1063, con las primeras piedras de la Catedral. En el conjunto de edificios de la Piazza del Duomo, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, se combinaron elementos moriscos, románicos y góticos.

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La Torre Inclinada de Pisa

Ingresé por la parte oriental de la plaza, y lo primero que vi fue la Torre Inclinada. Para mi sorpresa, no era tan alta como me la había imaginado, pero sin embargo destellaba un blanco inmaculado. Su altura alcanza los 54 metros y se trata del campanario de la Catedral, obra iniciada en 1173 y finalizada recién en 1350, cuando se colocaron las siete campanas en su parte más alta. La torre posee ochos pisos que están conformados por galerías con arcos de mármol. En el cuerpo central de la torre se construyó un cilindro vacío, y entre éste y las galerías, se dispuso la escalera de piedra en forma de espiral. La subida fue algo extraña, ya que es notable la inclinación hacia un lado mientras se asciende.

Todos los edificios de la plaza tienen una leve inclinación por el tipo de terreno donde se han construido, pero la torre es la más notoria en ese aspecto. Fue en 1274, al agregarse el tercer piso, cuando comenzó a inclinarse respecto a su eje vertical. Para 1350, la inclinación era de 1.4 metros respecto al eje, y para 1817, la misma rondaba los 3.8 metros. Después de que en 1993 la inclinación llegara a ser de 5.4 metros, se iniciaron los trabajos de ingeniería para reducirla algunos centímetros.

Desde arriba pude apreciar los techos de la Catedral y el Baptisterio, y obtuve las mejores vistas panorámicas de toda la ciudad. Sin embargo, no pude permanecer en lo alto de la torre por mucho tiempo, ya que se sube por grupos de visitantes, con turnos asignados previamente, y se debe descender cuando los guardias lo indican.

La construcción de la Catedral se inició en 1063 por el arquitecto Buscheto, y fue financiada con una pequeña parte del botín de la empresa pisana contras las Islas Baleares. El edificio destaca por sus paredes de mármol de Carrara y especialmente por su fachada adornada con coloridas piedras de arenisca, placas de vidrio y mayólica. Los patrones de diseño incluyen nudos, flores y animales en incrustaciones de mármol. La razón por la cual se incluyeron en su diseño elementos estilísticos diversos y tan variados como los islámicos, fue para probar la presencia internacional que tenían los mercaderes pisanos de la época. Como dato anecdótico, en el mismo año se inició la reconstrucción de la Basílica de San Marcos de Venecia, por lo que puede inferirse que había una clara rivalidad entre las dos repúblicas marineras para crear el lugar de culto más bello y sofisticado.

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El Baptisterio y detrás el resto del conjunto monumental de Pisa

En el extremo occidental del Campo dei Miracoli, se alza el Baptisterio de Pisa, de estilo románico, erigido en honor a San Juan el Bautista. Este edificio de forma circular se comenzó a construir en 1152 y se concluyó en 1363. Es el baptisterio más grande de Italia, con un perímetro de poco más de 107 metros y una altura total de cerca de 55 metros. Fue el segundo edificio construido en la plaza, después de la catedral y antes de la torre. Algo que llamó mi atención es que la cúpula está cubierta de tejas en uno de sus lados y placas de plomo en el otro. Pensé que probablemente esta diferencia se debía a falta de presupuesto para la construcción o mantenimiento del edificio, pero lo que se dice es que en realidad obedece a la ausencia de frescos en el techo, que se habían planificado para la versión original. El edificio también se percibe levemente inclinado hacia la catedral, ya que sus cimientos están sobre el mismo suelo arenoso que la torre.

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El Arno y la Iglesia Santa Maria della Spina

Luego de visitar todo el predio, caminé nuevamente hacia el oriente para encontrar alguna calle que me llevara a la ribera del Arno. La mayoría de las calles de Pisa son estrechas y pintorescas, y caminando ahora hacia el sur, llegué a la Piazza Giuseppe Garibaldi, donde se recuerda al héroe nacional italiano con una estatua de bronce de 1892. Inmediatamente después de cruzar la plaza, me detuve algunos minutos sobre el Ponte de Mezzo, uno de los tantos puentes sobre el Arno. Las coloridas fachadas amarillas y anaranjadas de las casas a la orilla del río le daban al atardecer un tono especial. Los reflejos anaranjados en el agua se mezclaban con la bruma del río y la escena se tornaba romántica pero misteriosa.

Crucé el puente para caminar algunos metros por la otra ribera, hasta llegar a divisar la silueta de la Iglesia Santa Maria della Spina, construida originalmente sobre la orilla del río, pero que posteriormente fuera trasladada unos metros hacia el este y hacia arriba, a un lugar más estable y seguro. El nombre de la iglesia hace referencia a una espina que se conservaba en su interior, una reliquia presuntamente perteneciente a la corona de espinas de Cristo. Este templo constituye uno de los edificios góticos más famosos de Italia.

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Atardecer y silueta de la Iglesia Santa Maria della Spina

Esa tarde en Pisa concluyó allí, cuando el sol se ponía detrás de la ciudad. La oscuridad de los días de invierno llegaba temprano en febrero, y el frío húmedo del mar, muy cercano a Pisa, se sentía áspero en la cara.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014).