Pisa: de la Piazza del Duomo a la ribera del Arno


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Los días fríos de febrero se sentían intensamente en toda la Toscana. Los muros humedecidos por el rocío, donde el sol llega sólo en ocasiones, lograban hacer aún más pálida la imagen brumosa de las mañanas. Sin embargo esa tarde, cuando llegué a Pisa, las nubes dejaron pasar los primeros rayos del día, pintando el Arno de un tenue color anaranjado.

Pisa, capital de la provincia homónima, es una bella y célebre ciudad de la región italiana de la Toscana. La cuna de Galileo Galilei y sede de una de las obras arquitectónicas más visitadas de Europa, es atravesada por el río Arno poco antes de su desembocadura en el Mar de Liguria.

El origen de la ciudad se vincula con los etruscos, y más tarde con los romanos, quienes fundaron allí el Portus Pisanus. En el siglo XI y junto con Amalfi, Génova y Venecia, fue una de las cuatro potentes Repúblicas Marineras Italianas. Durante gran parte de la Edad Media, su poderosa flota le garantizó a la ciudad el dominio del Mediterráneo occidental. Los vínculos comerciales con España y el norte de Africa condujeron a una revolución cultural que se puede ver en los edificios característicos de la época.

La República Marinera de Pisa comenzó a declinar en 1284 cuando fue derrotada por la poderosa flota de Génova y se hizo progresivo el enarenamiento de su puerto. Recién en 1406, bajo el dominio de los Florentinos, la ciudad retomó su crecimiento.

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La cúpula de la Catedral de Pisa

La mañana siguiente a mi llegada, elegí el Conjunto Monumental de la Piazza del Duomo para comenzar el recorrido por la ciudad. Allí se encuentran los cuatro famosos edificios que componen al conjunto: la Catedral, el Campanario o Torre Inclinada, el Baptisterio y el Campo Santo. En este lugar, también conocido como Campo dei Miracoli, las construcciones comenzaron en el año 1063, con las primeras piedras de la Catedral. En el conjunto de edificios de la Piazza del Duomo, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, se combinaron elementos moriscos, románicos y góticos.

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La Torre Inclinada de Pisa

Ingresé por la parte oriental de la plaza, y lo primero que vi fue la Torre Inclinada. Para mi sorpresa, no era tan alta como me la había imaginado, pero sin embargo destellaba un blanco inmaculado. Su altura alcanza los 54 metros y se trata del campanario de la Catedral, obra iniciada en 1173 y finalizada recién en 1350, cuando se colocaron las siete campanas en su parte más alta. La torre posee ochos pisos que están conformados por galerías con arcos de mármol. En el cuerpo central de la torre se construyó un cilindro vacío, y entre éste y las galerías, se dispuso la escalera de piedra en forma de espiral. La subida fue algo extraña, ya que es notable la inclinación hacia un lado mientras se asciende.

Todos los edificios de la plaza tienen una leve inclinación por el tipo de terreno donde se han construido, pero la torre es la más notoria en ese aspecto. Fue en 1274, al agregarse el tercer piso, cuando comenzó a inclinarse respecto a su eje vertical. Para 1350, la inclinación era de 1.4 metros respecto al eje, y para 1817, la misma rondaba los 3.8 metros. Después de que en 1993 la inclinación llegara a ser de 5.4 metros, se iniciaron los trabajos de ingeniería para reducirla algunos centímetros.

Desde arriba pude apreciar los techos de la Catedral y el Baptisterio, y obtuve las mejores vistas panorámicas de toda la ciudad. Sin embargo, no pude permanecer en lo alto de la torre por mucho tiempo, ya que se sube por grupos de visitantes, con turnos asignados previamente, y se debe descender cuando los guardias lo indican.

La construcción de la Catedral se inició en 1063 por el arquitecto Buscheto, y fue financiada con una pequeña parte del botín de la empresa pisana contras las Islas Baleares. El edificio destaca por sus paredes de mármol de Carrara y especialmente por su fachada adornada con coloridas piedras de arenisca, placas de vidrio y mayólica. Los patrones de diseño incluyen nudos, flores y animales en incrustaciones de mármol. La razón por la cual se incluyeron en su diseño elementos estilísticos diversos y tan variados como los islámicos, fue para probar la presencia internacional que tenían los mercaderes pisanos de la época. Como dato anecdótico, en el mismo año se inició la reconstrucción de la Basílica de San Marcos de Venecia, por lo que puede inferirse que había una clara rivalidad entre las dos repúblicas marineras para crear el lugar de culto más bello y sofisticado.

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El Baptisterio y detrás el resto del conjunto monumental de Pisa

En el extremo occidental del Campo dei Miracoli, se alza el Baptisterio de Pisa, de estilo románico, erigido en honor a San Juan el Bautista. Este edificio de forma circular se comenzó a construir en 1152 y se concluyó en 1363. Es el baptisterio más grande de Italia, con un perímetro de poco más de 107 metros y una altura total de cerca de 55 metros. Fue el segundo edificio construido en la plaza, después de la catedral y antes de la torre. Algo que llamó mi atención es que la cúpula está cubierta de tejas en uno de sus lados y placas de plomo en el otro. Pensé que probablemente esta diferencia se debía a falta de presupuesto para la construcción o mantenimiento del edificio, pero lo que se dice es que en realidad obedece a la ausencia de frescos en el techo, que se habían planificado para la versión original. El edificio también se percibe levemente inclinado hacia la catedral, ya que sus cimientos están sobre el mismo suelo arenoso que la torre.

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El Arno y la Iglesia Santa Maria della Spina

Luego de visitar todo el predio, caminé nuevamente hacia el oriente para encontrar alguna calle que me llevara a la ribera del Arno. La mayoría de las calles de Pisa son estrechas y pintorescas, y caminando ahora hacia el sur, llegué a la Piazza Giuseppe Garibaldi, donde se recuerda al héroe nacional italiano con una estatua de bronce de 1892. Inmediatamente después de cruzar la plaza, me detuve algunos minutos sobre el Ponte de Mezzo, uno de los tantos puentes sobre el Arno. Las coloridas fachadas amarillas y anaranjadas de las casas a la orilla del río le daban al atardecer un tono especial. Los reflejos anaranjados en el agua se mezclaban con la bruma del río y la escena se tornaba romántica pero misteriosa.

Crucé el puente para caminar algunos metros por la otra ribera, hasta llegar a divisar la silueta de la Iglesia Santa Maria della Spina, construida originalmente sobre la orilla del río, pero que posteriormente fuera trasladada unos metros hacia el este y hacia arriba, a un lugar más estable y seguro. El nombre de la iglesia hace referencia a una espina que se conservaba en su interior, una reliquia presuntamente perteneciente a la corona de espinas de Cristo. Este templo constituye uno de los edificios góticos más famosos de Italia.

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Atardecer y silueta de la Iglesia Santa Maria della Spina

Esa tarde en Pisa concluyó allí, cuando el sol se ponía detrás de la ciudad. La oscuridad de los días de invierno llegaba temprano en febrero, y el frío húmedo del mar, muy cercano a Pisa, se sentía áspero en la cara.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014).

16 comentarios sobre “Pisa: de la Piazza del Duomo a la ribera del Arno

  1. Pisa es una ciudad bonita, incluso mas alla del Campo del o los Milagros que es,para mi, de los lugares que hay que ver una vez en la vida. No lejos de alli esta la Piazza dei Cavallieri que es pequena y preciosa, tambien una calle con portales muy bonitos, calles con encanto,el rio, en fin …me gusto.

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