Düsseldorf: la elegancia alemana


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El calor húmedo de agosto se sentía inmediatamente al salir del hotel, pero esto no impidió que yo saliera a caminar bajo el sol de Düsseldorf. Por cierto, el hotel estaba muy bien ubicado, más precisamente al lado de la estación central de trenes. La ciudad de casi 600.000 habitantes, es la capital del estado de Renania del Norte-Westfalia o Nordrhein-Westfalen y la sexta en Alemania por tamaño de población.  Conforma con otras ciudades vecinas una de las mayores áreas metropolitanas de Europa y la más grande de todo el país: la región metropolitana del Rhein-Ruhr, donde residen once millones de personas.

Düsseldorf fue construida en su mayor parte sobre la margen oriental del Rin, sobre terrenos bajos y llanos, que son bien aprovechados por el propio río para abrazarla con sus meandros. Es la ciudad más influyente de Alemania en la industria de la moda y en ella se llevan a cabo importantes exposiciones y ferias internacionales, concentrándose también allí las sedes de numerosas empresas del rubro financiero y agencias de publicidad.

La zona donde se encuentra hoy la ciudad, era habitada por tribus germánicas en la época en la que el Imperio Romano dominaba gran parte de Europa. Sin embargo, el primer documento escrito donde se menciona a la ciudad data del año 1135. El año 1288 fue muy importante en su historia, debido a que el Conde Adolf VIII de Berg le garantiza a Düsseldorf sus derechos de ciudad. Esto fue luego de la sangrienta batalla de Worringen, y se dice que los niños de Düsseldorf festejaron la ocasión haciendo volteretas por toda la ciudad. Hoy se identifica a Düsseldorf con esta actividad, por lo que es común ver en varios sitios el símbolo de los niños haciendo volteretas – los famosos Düsseldorfer Radschläger-, siendo el más conocido la fuente que se encuentra en Burgplatz.

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Radschlägerbrunnen en Burgplatz

Luego vinieron años de decadencia para la ciudad, y llegó la destrucción y la pobreza con las Guerras Napoleónicas. Recién a mediados del siglo XIX, Düsseldorf comenzó a despertar gracias a la Revolución Industrial y al crecimiento de la población. Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada y destruida por los aviones británicos, ya que era un centro importante en la cuenca industrial del Ruhr. Luego de finalizada la guerra, en el año 1946, se nombró a Düsseldorf como la capital del nuevo estado federal de Renania del Norte-Westfalia, y comenzó la reconstrucción de la ciudad hasta que se transformó en la rica urbe que es hoy en día.

Königsallee
Königsallee

En el camino entre la estación central de trenes y el centro histórico, hice un recorrido por Königsallee. La Avenida del Rey según su traducción, es un boulevard central de 1 kilómetro de largo que fue abierto en 1804, y tiene un paseo doble construido a ambos lados de un canal que era parte de las antiguas obras defensivas de la ciudad. En esta parte de Düsseldorf, los restaurantes, bares y tiendas de las mejores marcas internacionales se alinean unos tras otros. Todos los diseñadores importantes tienen su espacio en Königsallee ocomo la llaman los locales. Es también el sitio donde las empresas más importantes tienen sus sedes centrales.

Schlossturm y Sankt Lambertus Basilika
Schlossturm y Sankt Lambertus Basilika

Burgplatz es un amplio y concurrido lugar para pasear, e ideal para dar inicio al recorrido por el centro histórico. La plaza está directamente sobre el Rin y tiene vistas panorámicas de toda la ciudad y el río. En el medio se levanta la Schlossturm, que es la torre del castillo de los grandes duques que existió entre los siglos XIII y XVI, y que fue destruido en 1872. La torre es el único vestigio del edificio, y allí funciona el Museo de la Navegación. Caminando por las calles hacia el norte de Burgplatz, y antes de ingresar a la próxima plaza llamada Stiftsplazt, pude ver la fachada de Sankt Lambertus Basilika, una iglesia gótica de piedra y ladrillo rojo, con una llamativa torre de 72 metros de líneas torsionadas.

Altes Rathaus y monumento al Príncipe Elector Johann Wilhelm
Altes Rathaus y monumento al Príncipe Elector Johann Wilhelm

Volviendo hacia Burgplatz seguí por la calle que baja hacia Marktplatz, la plaza del mercado donde en la edad media se hacían los anuncios oficiales y eventos públicos. Aquí me encontré con el Altes Rathaus, antiguo ayuntamiento renacentista construido entre 1570 y 1573, donde contrastan en perfecta armonía las ventanas azules adornadas con geranios rojos. En la fachada y de color dorado, brilla el escudo de armas de la ciudad con dos leones de doble cola sosteniendo un ancla, simbolizando la importancia de la navegación en el Rin. En el centro de la plaza, destaca el monumento ecuestre al príncipe elector Johann Wilhelm.

Seguí los pasos de la gente, todos parecían ir al mismo lugar. Berger Strasse es una línea interminable de bares y restaurantes en pleno centro histórico de Düsseldorf, con terrazas que parecen pertenecer a un mismo local de dimensiones inimaginables, y guirnaldas que cuelgan de un lado al otro de la calle.

La explanada a la orilla del Rhin
La explanada a la orilla del Rhin

El calor no era tan intenso al final de la tarde, por lo que decidí acercarme de nuevo a la orilla del Rin, y caminar por la costa para contemplar el paso de los barcos y el movimiento de la gente. Muchos llevaban sus viandas, y se sentaban a comer y beber en las verdes explanadas que se van mezclando con el río. A lo lejos, veía entre la bruma del atardecer la silueta de la torre de televisión y el puente colgante que cruza hacia el barrio de Oberkassel.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2014).

2 comentarios sobre “Düsseldorf: la elegancia alemana

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