Amsterdam: la Estación Central, Binnenstad y los canales al otro lado del Singel


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Desde el aire, los colores de la primavera se dejaban ver a través de algunos bancos de niebla. Al aterrizar, ya recordaba lo emocionante que había sido mi anterior visita a Amsterdam, unos quince años antes.

En muy pocos minutos llegué a la ciudad, gracias a la excelente conexión ferroviaria que existe con el aeropuerto de Schiphol.  El transporte público en la capital holandesa y en general en todo el país es magnífico, y no dudaría en afirmar que es uno de los mejores de Europa.

Amsterdam nació como un asentamiento pesquero alrededor del año 1200, sobre terrenos pantanosos en la desembocadura del río Amstel. Las aguas que la rodeaban se controlaban mediante diques y polders, lo que permitió que la ciudad se fuera expandiendo, hasta convertirse en la urbe comercial más importante del norte de Europa. En el siglo XVII fue el centro del enorme y rico imperio colonial holandés que se extendió por todo el mundo, y junto con ello, se transformó en una ciudad de una impactante belleza.

Fachada neorrenacentista de la Estación Central de Amsterdam
Fachada neorrenacentista de la Estación Central de Amsterdam

Recorrer Amsterdam es tan apasionante que se necesitan varios días para conocerla de verdad. Se pueden vivir experiencias distintas en cada uno de los 80 puentes que cruzan los 165 canales del área céntrica de la ciudad.

El clima acompañaba perfectamente así que sin dudarlo, empecé a caminar. El edificio neorrenacentista de la Estación Central o Amsterdam Centraal es lo que casi todos vemos al llegar y además fue un buen punto de partida para mi paseo. Inaugurada en 1889, la estación es el centro de conexiones del transporte de la ciudad, y allí confluyen el ferrocarril, el metro, buses y tranvías.

Vista de la Estación Central desde Damrak
Vista de la Estación Central desde Damrak

El edificio fue construido sobre tres islas artificiales, y en su momento fue muy criticado ya que le quitó a la ciudad su vista al lago de IJ o IJmeer, reemplazando al antiguo puerto como punto simbólico de Amsterdam.

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Torres y cúpula de Sint Nicolaaskerk

Crucé la calle que separa la estación del centro histórico de la ciudad o Binnenstad, para observar la icónica silueta de la Iglesia de San Nicolás o Sint Nikolaaskerk. Su construcción fue concluida en 1887, y reemplazó a iglesias católicas que se habían construido en la ciudad en forma clandestina cuando Amsterdam era oficialmente protestante. Su tamaño es notable en comparación con los típicos edificios que la rodean.

Continué mi caminata por detrás de la iglesia y llegué a Oudezijds Voorburgwal, un canal en pleno Barrio Rojo. Tanto el canal como sus pequeñas callecitas laterales son muy ricos en contrastes. Por un lado, es una de las más famosas calles del Barrio Rojo, repleta de burdeles, bares y cafeterías. Por otro lado, hay abundancia de construcciones del Siglo de Oro holandés, un período de la historia de los Países Bajos durante el siglo XVII, en que este país se transformó en una potencia de Europa y en el que florecieron el comercio, la ciencia y la cultura. Son lugares para perderse caminando, y así lo hice, hasta que llegué al imponente edificio de la Oude Kerk.

El campanario de Oude Kerk
El campanario de Oude Kerk

Si bien originalmente existía aquí un edificio de madera, lo que hoy vemos es una estructura gótica del siglo XIV, que se ha ido expandiendo hasta convertirse en una impresionante basílica. Tiene un órgano de casi 300 años de edad, y su carrillón es de 1658. Dediqué entonces algunos minutos para caminar a su alrededor y así pude apreciar el tamaño del magnífico edificio, inserto en medio de la ciudad. Las calles arboladas de su entorno me invitaron a tomar un respiro, y fue entonces cuando sentí el placer de lo que yo llamo «estar en modo viaje». Estos momentos no deberían faltar ni siquiera en los itinerarios más sencillos.

Avancé por la arteria principal Damrak que conduce desde Amsterdam Centraal a la Plaza Dam.  Esta avenida atraviesa el centro neurálgico del barrio Nieuwe Zijde, como se conoce desde hace tiempo al sector occidental del centro histórico. Si bien mucho de la época medieval ha desaparecido, existen en la zona numerosos edificios históricos, en especial cerca de la plaza.

Detalle del tímpano de una de las fachadas del Palacio Real
Detalle del tímpano de una de las fachadas del Palacio Real

Justo enfrente de Dam, se levanta el Palacio Real o Koninklijk Paleis, cuya construcción comenzó en el año 1648. Fue originalmente concebido como el edificio del Ayuntamiento de la ciudad o Stadhuis, hasta que en 1808 se lo transformó en Palacio Real. Si bien no es la residencia oficial del monarca, en la actualidad es utilizado por la familia real para ciertos eventos oficiales. Su estilo clásico es notable en todas sus fachadas.

A la derecha del Palacio Real, se levanta la Nieuwe Kerk. Es la segunda iglesia parroquial de la ciudad y data del siglo XIV. A lo largo de la historia, fue destruida varias veces por el fuego y también reconstruida. Desde 1814, es el sitio elegido para la coronación de los monarcas holandeses.

Del otro lado de la plaza, se erige el Monumento Nacional o Nationaal Monument, un obelisco de 22 metros de altura en memoria de los caídos en la Segunda Guerra Mundial. El obelisco es sin duda otro de los concurridos puntos de encuentro de Amsterdam.

Keizersgracht o Canal de los Emperadores
Keizersgracht o Canal de los Emperadores

Decidí entonces caminar por la zona que para mi gusto, es una de las más elegantes de la capital holandesa. Tomé por Raadhuisstraat, la calle que está detrás del Palacio Real, y crucé varios puentes. Todos ellos, sobre los canales que desde mi primer viaje a Amsterdam considero como mis preferidos: Singel, Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht. Estos canales ubicados en el barrio Grachtengordel-West tienen su origen en un ambicioso plan urbanístico.

Prinsengracht o Canal de los Príncipes
Prinsengracht o Canal de los Príncipes

Para conocer su historia hace falta remontarse a principios del siglo XVII, cuando comenzó la construcción del anillo de canales que rodean a Amsterdam, conocido como Grachtengordel, al oeste del Singel. Estos canales se construyeron cuando Holanda se encontraba en pleno Siglo de Oro, y su riqueza y orgullo nacional estaban en un altísimo nivel. Sobre este anillo de canales se edificaron opulentas mansiones de variados estilos, y es lo que hoy se puede apreciar cuando se transita por esta maravillosa zona de la capital. Al oeste del anillo y durante esa misma época, se reservaron los terrenos más pantanosos para la construcción de un barrio para obreros, que en su mayoría trabajaban en industrias que estaban prohibidas en el centro de la ciudad. Allí también se establecieron los inmigrantes. Se trata del barrio conocido con el nombre de Jordaan, que si bien en su momento fue una zona pobre de la ciudad, hoy en día es famosa por su aire bohemio.

La arquitectura de Amsterdam se caracteriza por los detalles, y no tanto por los grandes efectos. Debido a la inestabilidad del suelo, desde tiempos remotos se han dictado leyes para que las fachadas mantuvieran tamaños uniformes y las edificaciones fuesen construidas de materiales livianos, con ventanas amplias para disminuir el peso. Los dueños de las casas típicas de Amsterdam solían incluir algún detalle en ellas para individualizarlas, valiéndose de frontones, portales o ventanas decorados en estilos muy pintorescos.

Detalle de la torre del campanario de Westerkerk
Detalle de la torre del campanario de Westerkerk

Sobre Prinsengracht, o Canal de los Príncipes, se encuentran dos sitios muy visitados en la ciudad: La Casa de Ana Frank o Anne Frank Huis, donde dos familias judías se escondieron durante dos años en la Segunda Guerra Mundial y Westerkerk, una bellísima iglesia de estilo renacentista que fue construida cuando se diseñó el anillo de canales de Amsterdam en el siglo XVII, y donde contrajeron matrimonio la reina Beatriz y el príncipe Claus. La torre del campanario es la más elevada de su tipo en la ciudad, con 85 metros de altura. En la punta de la torre resalta el intenso azul de la corona imperial, que data del año 1638.

El pequeño Leliegracht o Canal de los Lirios
El pequeño Leliegracht o Canal de los Lirios

Perdiéndome en el elegante pero relajado paisaje urbano de Prinsengracht, llegué a un lugar que capturó mi atención sobremanera. Era un pequeño canal llamado Leliegracht o Canal de los Lirios, extremadamente angosto en comparación con sus vecinos, resguardado por una verde arboleda. Allí, los visitantes se repartían en las codiciadas sillas de las terrazas de los cafés. Y aunque ninguna de ellas se encontraba vacía, esto no fue impedimento para quedarme un buen rato observando la escena desde el mismísimo puente. El sol estaba bajando, y la luz era perfecta para tomar fotografías.

Bicicletas en Leliegracht
Bicicletas en Leliegracht

El entorno era especial. Los reflejos en el agua, los rayos del sol entre las hojas de los árboles y el ambiente de la tarde eran ideales para la contemplación. Y unas cuantas bicicletas, de las más de ochocientas mil que existen en la ciudad, fueron las protagonistas.

Centrale Bibliotheek Amsterdam
Centrale Bibliotheek Amsterdam

Cayendo la tarde, era hora de volver hacia la estación, ya que quería conocer un moderno edificio frente a Oosterdok: la Biblioteca Central o Centrale Bibliotheek, el más reciente edificio del grupo de bibliotecas públicas de Amsterdam. El complejo cuenta con 10 plantas y 1.200 asientos para lectura, de los cuales la mitad poseen computadoras con conexión a internet. También tiene un auditorio, una sala de exposiciones y un museo. El interior fue diseñado creando distintas zonas y ambientes, mediante un magnífico uso de la iluminación.

Vista del centro de Amsterdam desde la terraza de la Biblioteca Pública
Vista del centro de Amsterdam desde la terraza de la Biblioteca Pública

Desde el séptimo piso de la terraza de la biblioteca, pude apreciar una vista distinta de Amsterdam. Los muelles de Oosterdok resaltan en primer plano, y a lo lejos los edificios más modernos definen el skyline de la ciudad.

Los colores del atardecer sobre Sint Nikolaaskerk
Los colores del atardecer sobre Sint Nikolaaskerk

Los colores del atardecer de ese día de primavera se mostraban brillantes en un cielo casi despejado, así que cuando salí de la biblioteca, dejé que el tiempo pasara para disfrutar la ciudad bajo un manto de anaranjados inigualables. Esperé un poco más, y los rojos naturales dieron lugar a neones multicolores, brillando en la noche de la ciudad más tolerante que alguna vez haya visitado.

© Todos los textos e imágenes (a menos que se indique lo contrario) son propiedad de Roberto Rodriguez y Viajemosblog (2015).

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